martes, 16 de febrero de 2010

De pronto.



Tres días no pueden cambiar tanto mi mundo pensé,
Cuando estuve encerrado de nuevo en mi habitación, como en los tiempos de antes cuando yo era un pibe feliz en mi casa, y con un mundo en su habitación, donde había estrellas, huellas en el techo, aviones sin hacer, poemas inconclusos, alquiler de sueños, juez y parte de los nunca y tal vez, de un no se de un tal vez.
No había asuntos de amor que no me quitara el sueño, ni canción de Arjona que me encanallaba mi yugo nostálgico. Recuerdo como después de una noche que compartí con cierta chica de una manera inesperada y a base de coincidencias, pasé de ser un afortunado a un tipo lleno de timidez y que por culpa de aquello de tener miedo a las chicas, no encontró la increíble sensación de ser correspondido, o al menos querido por una chica que ignoraba que la querían.
No puede ser que tenia una virtud para escribir de los pecados de la cabrona timidez que se me hacia una lapa pegada en la garganta. Sin embargo gracias a los días, y a las circunstancias perdí la moral y el miedo por aquellas chicas que habían resultado hacerle perder la razón a al padre Adán. Encontré varios poemas que hoy día me sorprenden y no tanto por lo terrible que son, si no por los sentimientos pulcros e ilustre que alguna vez llegué a sentir por algunas chicas que me robaban el sueño.
Han pasado ya los años, y aunque de vez en cuando me tratan como un tipo de lengua suelta, y canalla, debo de ser sincero y decir que ciertas veces me tiemblan las rodillas cuando estoy junto a una mina que me asalta la razón.
Así es, este camino de las letras y auroras de cristal, a veces componen o descompones a los autores, mas que a los personajes, aquí un ejemplo: yo.

Francisco Rico.

3 comentarios:

Policromi dijo...

Cómo pasa el tiempo ¿eh? En tu pensamiento piensas que nunca has cambiado, que no ha pasado nada en tu vida. Es cuando ves tus recuerdos materializados, las creacione de tu ser, cuando te das cuenta de que verdaderamente hay una pelusilla que antes estaba ahí. Y a la vez, una ráfaga que continua en tu ser. Diferente e igual, dos caras de la misma moneda.

pájaro pequeño dijo...

Hola! volvi!

Diario de un PEaton dijo...

Despues de tanto tiempo...
me asusta tener que pasar por lo mismo.