viernes, 30 de octubre de 2009

VINAGRE Y ROSAS.


JOAQUÍN SABINA ESTRENA LA CANCIÓN TIRAMISÚ DE LIMÓN COMO PRIMER SINGLE DE SU NUEVO ÁLBUM VINAGRE Y ROSAS, QUE SE PUBLICA EL 17 DE NOVIEMBRE



Cuatro años sin canciones de Joaquín Sabina son muchos años. Para romper este silencio que nos ha dejado durante tanto tiempo más solitarios sin su música, el 17 de noviembre se publica el álbum Vinagre y rosas con 13 nuevas canciones del emblemático autor y cantante. Como adelanto, llega el primer single Tiramisú de limón, una canción con letra de Joaquín Sabina y música de Pereza, que también la ha producido y la ha tocado. Leiva se ha hecho cargo de la batería, bajo, guitarras acústicas y eléctricas, pandereta y coros. Rubén de la guitarra eléctrica y coros. Es la primera vez que Joaquín Sabina y Pereza trabajan juntos en un álbum del cantautor, una unión explosiva para una gran canción, de las que uno no se saca de la cabeza.
“Hice un solo desafinado con las cenizas del amor, las verbenas del pasado gangrenan el corazón” canta Joaquín Sabina en Tiramisú de limón, una canción en medio tiempo que comienza con cierto aire porteño y después aparece bañada por el rock, con un sonido compacto y potente, enriquecida con el acordeón de César Pop y unos coros en los que aparecen Joan Manuel Serrat, Guti, Pancho Varona y Antonio Gª de Diego. Y una letra de esas a las que Joaquín Sabina nos tiene acostumbrados: “Acórtate la falda nueva, despiértate al oscurecer, túmbate al sol cuando llueva, no desordenes mi taller”.
Tiramisú de limón es el primer single de Vinagre y rosas, un álbum con canciones producidas (excepto Tiramisú de limón y Embustera, con Pereza en la producción) por Antonio Gª de Diego, Pancho Varona y José A. Romero, inseparables colegas, compañeros y equipo músico habitual de Joaquín Sabina. Viudita de Clicquot, Cristales de Bohemia, Parte metereológico, Ay! Carmela, Virgen de la Amargura, Agua pasada, Vinagre y rosas, Embustera, Nombres impropios, Menos dos alas, Crisis, Blues del alambique... Y como bonus track, Violetas para Violeta. Son las canciones de Vinagre y rosas, un álbum que se publica simultáneamente en dos formatos diferentes: en edición Libro-CD con dibujos y textos de Joaquín Sabina y en edición CD estándar.

Coincidiendo con la publicación de Vinagre y rosas el 14 de noviembre, Joaquín Sabina comienza una gira de presentación del álbum, cuyo primer concierto será el 20 de noviembre en el Multiusos Sánchez Paraíso de Salamanca. Las entradas para este concierto se agotaron en cinco días, lo que ha obligado a programar una segunda actuación el 21 de noviembre.



Vinagre y rosas rompe casi un lustro de silencio de Joaquín Sabina y su publicación tiene carácter de acontecimiento. Es el disco más esperado del año y llega el 17 de noviembre con Tiramisú de limón como adelanto y Pereza en el ajo. Sabina, siempre Sabina.


PRIMERAS GIRAS DE VINAGREYROSAS.

20/11/2009 Salamanca Pabellon Multiusos Sanchez Paraiso

21/11/2009 Salamanca Pabellon Multiusos Sanchez Paraiso

24/11/2009 Vigo Pabellón de las Traversas

26/11/2009 Zaragoza Auditorio – Sala Mozart

27/11/2009 Zaragoza Auditorio – Sala Mozart

29/11/2009 Valencia Palacio de Congresos

30/11/2009 Valencia Palacio de Congresos

03/12/2009 Pamplona Pabellón Anaitasuna

04/12/2009 San Sebastián Kursaal

06/12/2009 Bilbao Euskalduna

08/12/2009 Roquetas de Mar (Almería) Auditorio Municipal

09/12/2009 Roquetas de Mar (Almería) Auditorio Municipal

11/12/2009 Córdoba Pabellón Vistalegre

15/12/2009 Madrid Palacio de los Deportes

17/12/2009 Barcelona Palau Sant Jordi

19/12/2009 Granada Palacio de Congresos

22/12/2009 Málaga Pabellón Martín Carpena

15/01/2010 Trelew (Argentina) Trelew (Argentina)

20/01/2010 Buenos Aires (Argentina) Estadio Boca Juniors

29/01/2010 Mar de Plata (Argentina) Mar de Plata (Argentina)

02/02/2010 Montevideo (Uruguay) Estadio Centenario

05/02/2010 Córdoba (Argentina) Córdoba (Argentina)

07/02/2010 Rosario (Argentina) Estadio Newell

11/02/2010 Neuquen (Argentina) Casino Magic

martes, 27 de octubre de 2009

Entregan a UNAM el “Príncipe de Asturias”

Al recibir el galardón, el rector de la institución, José Narro, exige más recursos para la educación
OVIEDO, ESP.

El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, reivindicó este viernes el derecho a la educación, tras denunciar que "en muchos sitios no sea una prioridad o que se le escamoteen los recursos para su generación y transmisión".



Foto: AFP"La educación es vía de superación humana, por eso duele que en el mundo hoy vivan cerca de 800 millones de personas que no saben leer ni siquiera escribir
José Narro, rector de la UNAMLa educación es vía de superación humana, por eso duele que en el mundo hoy vivan cerca de 800 millones de personas que no saben leer ni siquiera escribir", dijo Narro, al recibir en el Teatro Campoamor, de esta ciudad, el prestigioso premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de manos del príncipe Felipe.

Narro recordó a todos y cada uno de los que han pasado por la UNAM, porque "la distinción es de todos ellos y de las generaciones que hicieron la historia, incluidos aquellos extraordinarios hombres y mujeres del exilio español que nos enriquecieron hace 70 años".

Durante su discurso, cuestionó el desinterés de "algunos en la educación", y reivindicó una vez más el derecho a acceder a ella. El rector también abordó la actual crisis económica mundial.

Dijo que hay que aprovechar el fracaso del sistema financiero, para proponer nuevos esquemas de desarrollo que permitan a los jóvenes recuperar la esperanza en un futuro más alentador.

"El gran reto consiste en alcanzar un progreso donde lo humano y lo social sean lo verdaderamente importante", dijo. En el teatro se encontraban sus antecesores en el cargo: Juan Ramón de la Fuente, Guillermo Soberón, Jorge Carpizo, Octavio Rivero, José Sarukhán y Francisco Barnés de Castro.


LOS GANADORES
Norman Foster: Premio Príncipe de Asturias de las Artes


David Attenborough: Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales


Martin Cooper y Raymond Samuel Tomlinson: Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica


Yelena Isinbayeva: Premio Príncipe de Asturias de los Deportes


Organización Mundial de la Salud: Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional


UNAM: Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades


Ismaíl Kadaré: Premio Príncipe de Asturias de las Letras


Ciudad de Berlín en el XX Aniversario de la caída del muro : Premio Príncipe de Asturias de la Concordia
Felipe de Borbón destacó la labor de la UNAM "más allá de las aulas", su pasión "por el conocimiento y el amor a la enseñanza en libertad", y su contribución a "vertebrar, abrir y modernizar una sociedad que sin su existencia sería menos próspera y menos vital".

"Ha contagiado a la sociedad mexicana el culto a la justicia, a la tolerancia y a la democracia". Por último recordó su generosidad "con nuestros compatriotas que tras la Guerra Civil se vieron obligados a exiliarse a tierras americanas en condiciones difíciles y amargas".

Pero durante la velada de ayer no se habló sólo de educación. La doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien recibió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, denunció las desigualdades existentes en el mundo y dijo que "casi siempre resultan mortales en temas de salud".

"En la actualidad hay en el mundo enfermedades mortíferas como el sida, la malaria y la tuberculosis que no están aún bajo control", dijo.

De todos los premiados la más admirada fue la saltadora de pértiga, la rusa Yelena Isinbayeba (Deportes), que apareció con un sexy vestido largo con la espalda al aire y no paró de hacer reverencias tras recoger el premio.

Los más aplaudidos los estadounidenses Raymond S. Tomlinson y Martin Cooper (Ciencia e Innovación Tecnológica), inventores del correo electrónico y de la arroba. El más elegante el arquitecto británico Norman Foster (Artes); y el más tierno el naturalista David Attenborough (Ciencias Sociales).


El Nacional

miércoles, 21 de octubre de 2009

García Márquez, investigado por guerrillero.

Vincula expediente mexicano al escritor colombiano
Con la izquierda latinoamericana desde su llegada
A nuestro país en los años 60’s,
La investigación estuvo a cargo de
La desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS).

DISTRITO FEDERAL/ MEXICO.
El UNIVERSAL.

El escritor colombiano Gabriel García Márquez, residente en México desde los años 60 y ya entonces ligado con la izquierda latinoamericana, posee un historial creado por la desaparecida Dirección Federal de Seguridad.
Los documentos hasta ahora inéditos de los servicios de inteligencia mexicanos revelan las actividades del premio Nobel desde que llegó al país, hasta la década de los años 80, época en la que los espías reportaron la manera en la que el autor de Cien años de soledad contactó a François Mitterrand y Regis Debray, consejero del presidente de Francia, con lideres políticos latinoamericanos, en especial de El Salvador, Chile y Colombia.
Era obvio que estaba fichado y sujeto a una vigilancia atenta desde los años 70’ cuando ya tenia su residencia como inmigrante en México, primero por el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) y después por el de José López Portillo (1976-1982).

Las actividades de Gabriel García Márquez, “Gabo”, como intermediario entre militares de la izquierda latinoamericana y el equipo de Mitterrand son uno de los episodios más amplios que consignan los documentos de la DFS, que estuvo a cargo de Miguel Nazar Haro, quien mantenía relativamente bien informados a gobernación y a Los Pinos.
Estos reportes están en custodia del Archivo General de la Nación.
De acuerdo con las evidencias de la DFS, el acecho al colombiano no llegó a penetrar su circulo intimo.
A lo más que alcanzó fue a intervenir sus conversaciones a través del teléfono.

lunes, 19 de octubre de 2009

A TI (Inventario de poemas)



YA ERA TIEMPO.

Ya era tiempo que se mesclaran la nieve
Y la tierra,
La mariposa y el grillo,
El ruido de los transeúntes de la ciudad con
El aire fresco y libre que corren en los cañaverales,
Dos bocas y dos corazones.
Ya era tiempo que estuvieras conmigo,
Qué casualidad te había esperado desde antes
De nacer, desde antes de amar.

Francisco Rico Hernández.
Orizaba, Veracruz.
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ME CURO.

Me curo de los fantasmas de la incertidumbre que vienen descalzos al filo del alba.
Me curo de comerme flores marchitas que me ofrecen mujeres insulsas en el entresuelo de los camastros del placer fríos y tristes.
Me curo de buscarle los pasos a los futuros sin domicilios y estragos de la imaginación.
Me curo de los ángulos, de las tentativas de la geometría y ensalmos de la ciencia.
Me curo de los feligreses que alaban a figuras secas y sin ninguna gota de vida.
Me curo del árbol que esta creciendo y que me niega el fruto prohibido.
Me curo de los policías, de los que cobran la renta, de los chismes, de la coca-cola, de los tacos, corrupción, gripe, prisas, mocos.
Me curo de los sobresaltos de la pasión sorda y besos salados que despabilan corazones aburridos de latir.
Me curo de las putas sin nombres y de las carteras violadas en las noches donde el sueño no aparece y el desosiego reina.
Me curo de los milagros perezosos y del sol que me quema la fe.
Me curo de las heridas que se curan con arena, de los zapatos rotos, del carmín del noviazgo de un sólo día.
Me curo de las palomas que me cagan en los octubres de devaneo y de la soledad que es mi amante y que desnudo cuando puedo.
Se curan, nos curamos, algunos, ellos no, ustedes si, éste no, él si, tú como aquel prefiere curarse los espantos de los amores sin consuelos y sin caducidad perfumados de mentiras que enaltecen la pobreza del amor.
Algunos no se curan de sonrisas sardónicas intempestivas que cortan y desgarran la piel de la inocencia.
Ellos no se curan de deudas cuando abren los ojos a la incompatibilidad de la verdad.
Ustedes se curan de inconsciencias y de panes de trigal.
Éste no se cura de peleas y amistades postergadas a la eternidad.
Él si se cura de promesas de cristal y boletos de viajero expreses.
Y yo no me curo de los laberintos de palabras que dicen tu boca y de los lunares de tu cuello, de los besos tuyos en mi manos y del perfume del recuerdo que se quedo conmigo.

francisco Rico Hernandez.
Cosamaloapan, Veracruz.
Octubre del
2008.
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CUANDO UNO ESTA ENAMORADO.

Cuando uno esta enamorado la noche dura un poco más.
Cuando uno esta enamorado los cuerpos se transforman a la virtud de la inconsciencia,
Cuando uno esta enamorado ya no hay espacios desocupados,
y el tiempo es solo un pretexto.
Cuando uno esta enamorado lo tangible lo vuelve loco,
sordo e inmune.
Cuando uno esta enamorado a prende a sobrevivir
muerto de amor estando vivo.

Francisco Rico.

Tecamachalco, Puebla.
Noviembre del 2008.
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Dos horas después.

Justamente hoy en la noche a las diez de la mañana me acordé de ti.
De pronto me vi soñando despierto mientras navegaba en un tren por el cielo. Muchas veces el dulce olor de café que tiene tu cuerpo me lleva a la nostalgia y no se me ocurre otra cosa más que ponerme azulmente herido.

Justamente ayer me acordé de ti y de pronto me dieron las ganas de tocarte, un rock and roll completo de emociones.
Apenas estaba yo pisando otro suelo, y sentía que al caminar contigo de la mano nadie podía parar nuestro camino. Muchas veces me había apretado el corazón y mordido la lengua cuando no quería ahuyentar al miedo, pero apareciste tú y así me sentía luego, luego el rey del mundo. ¿De qué hablamos cuando nos estorban las palabras? Cantamos a caso canciones de labios húmedos, de ojos cerrados, encontramos en ese instante emociones que despabilan al alma.
De vez en cuando recuerdo la sopa que no te comiste, tu agenda de Octavio Paz, los recuerdos de tu abuelo fumando su pipa, se me susurra al oído un deslenguado Brazos de sol. Ahora se que mi colección de ciudades me las van cobrando, te recuerdo rubia morena, mas guapa que ninguna, manguito de manila, carterita para el buen ladrón (yo).
Aun huelo el humo del cigarro tatuado en el aire de aquel café Lindo en la noche en que me vi envuelto en la locura febril de amarte apresuradamente. Estoy seguro que si el mesero no nos hubiera interrumpido como se esmero en hacerlo a lo largo de sus frecuentes intentos, yo te hubiera besado más de lo que esa noche te besé. Y aunque me sobraban más de seis cervezas, no puede evitar la noche trasnochada de echarte de menos, ya que le faltaban dos estrellas al cielo de esa noche, y las bajaron a ese hotel adonde me fui a meter y que me regalaba la urdía razón de tener dos camas vacías.

Me arrepiento de no haberte pedido un beso de más, de aun no aprender a jugar póker, a mi no me robaron el mes de abril, a mi me robaron el siglo XXI, me manché de los desamores que huelen, me iré con el lánguido argumento de la vida; dos horas después de amanecer.
Francisco Rico.
JULIO DEL 2009
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NUBES DE OTOÑO.

Aquí, es irreconocible la virtud del pasado, donde antes vos eras un poco más feliz.
Desafiaste los expresos de la fortuna, y aunque nunca quisiste reconocer ese "Me Tienes Entre Tus Manos" que una vez escribió Sabines eras siempre la misma cosa, frágil como la yerbabuena, suave como la respiración del gato, ese que nos maullaba cada vez que nos encontraba besándonos, el testigo del amor.
Recuerdo que recuerdo tus labios entreabiertos diciéndome en un perfecto italiano "Ti amo", tu escote magnifico, la prohibición de los encuentros presurosos del amor, del sexo.
Es como estar en guerra, eso a lo que tú llamaste " Un receso" Ya ves un mentiroso es peor que una hepatitis c, un cuento sin hadas.
Te cuento que de vez en cuando recaliento la sopa de tus besos, nada me cuesta mas trabajo que eso, Nena cuantas veces no quise regalarte el color del aire.
A veces quisiera escribirte un Blues, pero luego, luego recuerdo que no se tocar la guitarra, y me siento triste, por no ponerle una canción a tu abandono.


Aun tengo miedo de encontrarte de seguro lo sabes, me fumo mas de una cajetilla cuando pienso en ti, no tengo desconsuelos en los bares cuando el desvelo y el desosiego me invaden. Ahí en la mesa del bar al que fuimos en Septiembre pienso regresar, aunque reniegue la ironía de las vueltas del colirio, de la emancipación de los besos, de los sobresaltos de la pasión.
Eso de la nostalgia me es peor que un dolor de muelas, vos sabes que soy muy frágil a pesar de que no lo aparento...

p.d me prestas unos brazos de sol?


Francisco Rico
19 de julio.
Orizaba Veracruz.
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HAY AMORES.

Hay amores de un día que no se olvidan en años,
Hay amores que suavecito te van clavando los
cuchillos de la perdición,
Hay amores tan culpables como el inocente
que apedrea el zaguán de la fe del corazón.
Hay amores de blues de veranos que se escuchan
cuando se suele extrañar.

Hay amores que matan, que no perdonan,
que te cobran recibos de tanto esperar,
Hay amores que matan, que te van acabando,
que buscan el grifo del agua para poder escapar,
Hay amores tan dolores.

Hay amores con aroma a cigarros que se apagan
un día y que se vuelven a fumar,
Hay amores tan mentirosos que te duermen con
cuentos de hadas y te besan la frente por si
se te ocurre despertar.
Hay amores que si valen la pena, pero son tan ajenos
a mi realidad.

Hay amores que matan, que te hierven la sangre,
hay amores que Marisa no sabe apreciar,
Hay amores tan puros, hay amores sencillos,
de ilusiones, hay amores tan míos, hay amores tan
dolores que duran una eternidad.

Francisco Rico Hernández.
28 de julio del 2009.
Orizaba, Veracruz
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Acuérdate.

Acuérdate bien cuando aquella noche al filo de las once, íbamos caminando por las calles, si, claro que nos tomamos de la mano mientras cantábamos "Yo quiero ser una chica Almodóvar". No tenías porque asustarte cuando aquel perro te ladró, sabias que estaba yo ahí para defenderte. Nunca supe que hacer cuando trataste de bailar y lo único que se me ocurrió fue bailar contigo sin música en plena acera, y terminamos besándonos debajo de esa farola que nos alumbraba el alma.

Decía un poeta, que los amores a primera vista son los únicos que valen, y lo supe de inmediato cuando te vi por primera vez sentada a lado mío, y lo asenté cuando entablamos aquella conversión de minutos.
Por eso cuando llegamos a esa esquina y escuchamos los trenes enseguida supe que los amorosos se despiden dolorosamente entre trenes...
Cuando me enredé en tu cintura con la sana intención de no dejarte ir recuerdo que me besaste, y me abrazaste y nos miramos." Tu mirada me hizo sentir el abordaje del amor, sensaciones de ternura." Después al escuchar tus pasos lejanos y decidida de irte no aguante, y lo sabes, y de nuevo fui a ti, como un niño que no abandona sus sueños, como un hombre sin mas religión que el cuerpo tuyo Bella. Te besé, recuérdalo, y nos miramos, y terminamos por hundirnos en el hueco que deja la ansiedad.
Siempre recuerdo cuando cerré los ojos, si, los cerré después de que vi que tu cuerpo se alejaba y se convertía en la ausencia.
Bella, eres bella porque de algún modo me lo dicen tus ojos, tus labios....
Nunca olvidaré los detalles tuyos que se convirtieron en los muy míos, ahora casi siempre nunca paro de viajar hacia ti, claro solo con la imaginación.

Te veías mas hermosa besándome..."

Cosamaloapan, Veracruz.
Francisco Rico
Septiembre del
2009.






----- P.d, Feliz Cumpleaños.
"Nuca supe que los seres humanos crecieramos
mas rapido que los poemas".

jueves, 15 de octubre de 2009

La Recámara Secreta

Son bellas las dos hadas que vuelan
en la atmósfera del humo, en el santo sacramento
del pan y del vino se acomodan, en la recámara secreta
de la noche comparten los abriles de su perdición y
desosiegos de los viernes en las altas horas.
Casi siempre juntas van de la mano, y cuando
hay frío o llueve se desnudan entre besos y caricias.
Julietas sin prisas de Romeros, margaritas desojadas,
noches lambidas, cenicientas sin pares, lunas menguantes
en los vientres, vísperas huérfanas del tiempo,
montes de Venus contra las leyes, traje de luces,
gatitas en cueros, almas sin domesticar, tragos a la Madonna y
a la Spears, tienen academias de corte y confección del amor.
Primores de algodón.
Ahora que están las estrellas con sus nombres,
y el olvido tan lejos deberían descubrirse entre miradas,
desabrochar escotes como un mandamiento, asaltar la razón
en la blasfemia de una oración. De seguro con eso Lennon
les compondrá una canción.
Aquí estoy en tablas en el ajedrez y las miro de cerca
aclarando el azar de las señoritas, vendiendo madrugadas
al día siguiente, contándole a la gente una falsa intelectualidad.
Mientras ustedes pueblan de besos sus bocas y se van prometiendo
jardines con chocolates y terrones de azúcar yo me fumo
a la buena salud otro cigarrillo, y me quedo sentado en la
banca de la segunda división.



Julio del 2009.
Francisco Rico Hernandez.

jueves, 8 de octubre de 2009

HOTEL


Recuerdo que era noviembre. Si, ese mes era, porque recuerdo que en la recepción del hotel condenado a dos estrellas al que fui me robé de la ofrenda un dulce.
A la señora que mostraba los estragos del desvelo en su rostro le pagué el peaje barato que me daba la entrada al paraíso, ella me asignó el cuarto numero siete y entonces pensé: — Es el número de la suerte. Desafortunadamente olvidé por error el nombre de aquel lugar, templo del morbo y descanso para los viajeros pobres en busca de nada. Sólo se que estaba ubicado en el callejón Pino Suárez, son de esos que casi nadie camina en las horas del desvelo. El hotel era de cuatro pisos, con luces de neon en la recepción, misma que tenia espejos colgados en cualquier espacio en la pared y un anuncio de Coca-Cola en una lamina oxidada.
Mientras subía las escaleras estaba pensando si lo que iba hacer a mi edad era lo correcto. Entonces para no hacerle caso a la moral encendí un cigarro de mi cajetilla nueva. Al llegar al segundo piso caminé por el pasillo sombrío y abigarrado, a consecuencia de los nervios la llave de la habitación se me cayó antes de meterla al cerrojo.
— Mierda — dije—.
Las levanté y a continuación me dispuse a abrir la puerta. Al entrar al cuarto encendí el apagador y me encontré de frente con un ambiente triste, con una cama compartida con tantas gentes, con un olor a nada, con el cementerio exacto de amores claudicados y el lugar de receso de aventuras fervientes. Me encontré con el espacio vacío de mil vidas vividas. En el cuarto de hotel había dos sillas, una cama individual, un baño pequeño y un buró de madera apolillado con un cenicero con el nombre de otro hotel. Deslicé las cortinas de la ventana y miré hacia la calle y me distrajo un gato negro que me miró fijamente. Tuve que alejarme de la ventana por aquella sensación que me dio al ver al gato. Me acosté en la cama y para entonces encendí otro cigarro y evoqué algunas aventuras que años atrás realicé en cuartos como este con tanto fervor. No había notado que un espejo se establecía en el techo, justamente arriba de la cama, creo que para elevar los egos de los amantes de una hora. Me sentí un poco avergonzado por estar mas solo que un espantapájaros en el lugar más indicado para realizar el ejercicio básico de buscar en el sexo las sobras de los amores caducados.
Para entonces mi celular sonó al ritmo de Barbie súper Star de Joaquín Sabina.
— Hola — dije —.
— Te habían dicho que estás loco — agregaba ella — a tu edad como se te ocurren
tantas pendejadas.
— Vas a venir ¿Si o no?
— Esta bien, en cinco minutos llego — finalizó Isis—.

En la puerta, con una puntualidad estricta se escucharon los llamados de Isis. Me apresuré a abrirle la puerta y cuando la vi le dije:
— Tu puntualidad me asusta.
— No todos somos como tú de impuntuales.
— Te ves terriblemente bella — apunté—.
— Dime algo que no sepa — dijo con desden ella—.
— ¿Y dime como supiste en que cuarto estaba yo?
— Pregunté por ti en recepción, eres el único pendejo que viene a un lugar como este y solo.
— Se llama hotel Isis, y ahora tú estas conmigo, pasa.
Ella entró al cuarto y apenas se atrevió a mirar el lugar. Isis no lucia tan hermosa como le dije, pero para ser sincero si era muy bonita. Llevaba puesto un vestido de gala color lila escotado de una sola pieza, unas zapatillas doradas que combinaban con su bolso de mano, el aroma de su perfume de Carolina Herrera que tenia impregnaba un olor diáfano a flores frescas, su cabello lo tenia suelto, y las uñas de sus manos eran perfectas, con sus ojos de atardecer y su maquillaje sutil mostraba su belleza al natural; una belleza de Caribe, diría yo. Isis se acomodó en una silla mientras yo la miraba aun ubicado detrás de la puerta sin saber que decirle.
— ¿Quieres que pidamos unas cervezas o una botella de tequila? — me preguntó —.
— Tequila, hoy no tengo ganas de vomitar.
— Me parece bien.
— Espérame un momento bajaré a pedir la botella y unos vasos y hielo— le dije—.
— Toma mi tarjeta de crédito, es que no tengo mucho efectivo— agregó ella—.
— No jodas, ¿Crees que en un lugar como este aceptan tarjetas de crédito?
— No verdad.
— No.
— Perdón no te enojes, además esta noche contigo no quiero pelear, hoy no. — me dijo Isis—.
— No te preocupes no lo haremos.
Ella me sonrió sinceramente y entonces salí de la habitación y bajé comprar las cosas a la recepción.
Antes de partir de nuevo al cuarto la señora me preguntó sin miramientos; ¿Quiere usted condones joven? Me detuve un momento a pensar en lo que me había preguntado, y saliéndome de la abstracción me atreví a lanzarle la respuesta tímidamente: No, gracias.
Cuando llegué al cuarto Isis me dijo que esta noche podría ser muy larga. Después nos
servimos el tequila con refresco acompañado por un par de peces de hielo. Brindamos y nos bebimos la primera copa en un sólo sorbo. Saqué mí cajetilla y encendí un cigarro.
— ¿Quieres un cigarro?
— No, gracias ya dejé de fumar.
— Me parece perfecto— le dije—.
— Gracias por preocuparte por mi salud — me agradecía —.
— No era eso. Digo que me parece perfecto que ya no fumes, así no tendré que compartir mis cigarros.
— Eres un idiota — finalizó Isis—.
Si ella me hubiera preguntado el motivo por el cual estaba conmigo en un hotel, yo no hubiera encontrado la justificación adecuada que me exonerara de cualquier cargo con culpa. Sin embargo sabia con mucha lucidez que este lugar era el idóneo para que los dos estuviéramos solos, mas unidos que nunca, este hotel de mala muerte para mi era la boca de Dios. Ahí no había nada de prisas, miedos, muertes, hambre, mentiras, menstruación. No alcancé a notarlo antes pero vislumbré que en el dedo medio de la mano izquierda tenía un anillo de oro, ella notó que mi vista descubrió su prematuro secreto, mientras se lo sacaba del dedo me dijo:
— Justamente hoy me pidió que fuera su esposa.
— Tú lo has dicho Isis, justamente e inconvenientemente hoy.
— Aun no sé si lo amo.
— ¿Es abogado verdad? — le pregunté—.
— Si — contestó un poco confundida—.
— Dicen que los abogados saben poco de amor, pues el amor se cohíbe en los juzgados — agregué—.
Entonces ella se atrevió a decirme el mejor piropo de toda la noche: — Eres un hijo de puta.

No podría creer que esa mujer que no pasaba de los veintidós años tuviera una propuesta tan indecorosa como la propuesta del matrimonio. Nos servimos otra copa de tequila, y algo había ahí que me inspiraba el desgarramiento de mi timidez.
— Fúmate un cigarro, te hará bien— insistí—.
— Creo que tienes razón, dame un uno.
Yo había sido el culpable de que ella aprendiera a fumar. Años atrás una noche, en un portón que no era el de su casa ni el de la mía le confesé inoportunamente que me gustaba, le propuse de la manera menos indicada que fuera mi novia, Isis por esos años no se atrevió a responderme, sólo me pidió un cigarro y sin darnos cuenta entre los dos nos acabamos una cajetilla hablando de lo que sentíamos. Desde ese momento comenzó a fumar.
— ¿Porqué lo nuestro no funcionó?
— Tú lo arruinantes — afirmó ella—.
— ¡Yo!
— Si tú compañerito. Éramos buenos amigos, nos entendíamos, me escuchabas, me escribiste poemas. Pero después los dos no nos aguantábamos, discutíamos mucho, por culpa de nuestro carácter que son incompatibles. Además que le gustabas a mi prima.
— Mierda no sólo fue mi culpa, usted señorita también la cagó. Eras un crucigrama para mí. Además no exageres sólo te escribí dos poemas — aclaré —.
— Mejor cállate, no quiero discutir contigo como siempre. Además te informó que hubo otra cosa por la que no fuimos novios, ese pequeño detalle fue el hecho que eras muy mujeriego— añadió con remilgos—.
— No jodas Isis, te repito hasta la noche de luna que Merari sólo era mi amiga.
— Por favor francisco no me hagas reír, eres hasta descarado.
— Te informo que ya soy mas maduro que antes.
— Esta bien — dijo ella—.
La noche se hacia mas vieja, y las horas del desvelo y de los excesos hicieron acto de presencia en los cuartos vecinos. Me levanté de la cama en donde estaba sentado y tomé el cenicero lleno de colillas y lo vacié en el cesto del baño. Isis se sirvió otra copa de tequila y empezó con su clásico jueguito de halarse el cabello, luego me miró, cruzó las piernas y sensualmente me pidió que le encendiera el cigarrillo. Lo hice mientras me temblaban las manos. Después me senté en la cama y me quité el abrigo, ella tuvo el descaro de invadir mi espacio y se sentó en la cama, junto a mí. Sabía que ese acto de locomoción correspondía al evento pronosticado por el cual estábamos en aquel lugar. Isis me tomó de la mano y me susurró sin preámbulos al odio:
— Háblame de ella, de la bella.
— Me estremecí.
— No — apunté con autoridad—.
— Ha estas horas aquí, eso seria lo mas decente y romántico — me dijo—.
— Te puedo contar de muchas cosas; de la puta de mi vecina, de las preocupaciones que no tengo, te puedo hablar de literatura, de los abogados y hasta de política, pero por favor no me pidas que te hable de la bella.
— Es ahora o nunca — sentenció—.
Cuando me disponía por fin hablarle de la bella el momento fue destemplado por los ruidos que venían de la puerta. Presuroso atendí el llamado. Cuando abrí la puerta lo reconocí a primera vista aunque se hubiera dejado el cabello largo, era César y le dije:
— Carajo hubiera preferido que me partiera un rayo.
— Buenas noches Julianito — dijo con ánimos de fiesta—.
— ¿Y tú impúdico animal adicto a la inmoralidad como supiste que estaba yo aquí? — le pregunté —.
— Me llamó a mi móvil Isis, y me dijo que viniera. Cabrón se que te gusta dejar nombres falsos, pero el que dejaste esta vez en recepción me pareció muy gay, no mames “Julián”, que maricon me saliste — me dijo burlándose César—.
Isis se rió brevemente y a continuación César pasó y nos preguntó que carajos hacíamos los dos solos en un hotel, con tequila, cigarros, y cuestionó por ende el porque Isis estaba en la cama sentada despeinada y yo sin mi abrigo. No le di explicaciones ni ella tampoco.

— ¿Que hacemos para que valga la pena este desvelo? — preguntó César—.
— Quiero que “Julianito” — decía Isis mientras se burlaba — nos cuente ahora si de la bella.
— No hay gran cosa que contar, porque no mejor nos emborrachamos hasta perder el conocimiento — propuse—.
— Ni madres cabrón. Tú algo tienes, desde que regresaste de Xalapa estas más raro que de costumbre — me dijo César—. Tienes que contarnos acerca de la bella.
— Sabias César que Isis se va a casar — interrumpí—.
— ¿En verdad?
— No mames cabrón, no cambies el tema — apuntó Isis enfadada—.
— ¿En verdad te vas a casar Isis? — volvió a preguntar César—.
— Según ella, pero cometería un gran error si se casa con él, ni siquiera esta convencida de hacerlo — agregué—.
— Si estoy convencida, pero aun no se si lo amo — dijo Isis confundida—.
— Ves Cesar lo que te digo, como entender a las mujeres si ellas mismas se contradicen. Esta mujer, ¿Acabas de escuchar su confuso argumento?
— Los hombres son unos pendejos, ustedes tienen en su naturaleza la capacidad de arruinarlo todo y precipitar los hechos con sus prisas — aclaraba ella— si las cosas salen mal nos culpan. Nosotras siempre pedimos a hombres que nos escuchen, que sean tiernos y que nos hagan sentir respetadas y amadas.
— ¿Entonces por que luego andan de novias con cada barbaján? — preguntó Cesar—.
— No les digo que los hombres son unos brutos, eso es lo que “pedimos”, pero no muchas veces es lo que necesitamos, lo que queremos es un hombre que nos haga sentir mujer en todos los aspectos — nos dijo Isis —. Pero claro también tienen que ser tiernos y amarnos.
— No mames de cual te fumaste Isis, como es eso que lo que piden las mujeres a veces no es lo que necesitan — dijo mi amigo —.
— Yo si lo entiendo. Las mujeres son un misterio, un dulce misterio, por eso me gustan tanto — finalicé—.
Para entonces César se había servido una copa de tequila, encendió un cigarro y caminó rumbo a la ventana y contempló la avenida desabitada, por mi parte me recosté en el hombro de Isis y me sentí más cómodo, ella deslizó su mano en mi antebrazo y se sorprendió de la suavidad de mi piel. Mi amigo se bebió otra copa de tequila y encendió otro cigarrillo. Tenia claro que aquel cuartucho mismo que estábamos compartiendo con tantas gentes que alguna vez estuvieron antes que nosotros, el cual se acostumbró por el paso de los años a escuchar innumerables historia ya caducadas por el tiempo tenia en amparo a un trío de seres humanos que no encontraban un escaparate maravilloso para ser felices a plenitud.
— Saben me estoy acordando de La canción de las noches perdidas de Joaquín Sabina — dije—.
— Tú y tu puto Joaquín Sabina ya me tienes harto con ese maricon — apuntó César—
— Dinos si siempre nos vas a contar de la bella.
— Si, pero no toda la historia, prometí que seria lo que vivimos ella y yo un secreto.
— Que político me saliste — dijo César—.
— A mi me parece romántico — apuntó ella—.
Enseguida les empecé a narrar mi historia, omitiendo en verdad muchos detalles y eventualidades que prometí no contar. Entre algunas cosas que les dije fue que nos fumamos dos cajetillas, por igual forma les conté que mientas caminaba con ella de la mano y la besaba mi alma desvariaba de alegría, que con tan sólo respirar su cuello lugar de paz y de sus lunares yo me sentía insultantemente feliz. También agregué que bailamos salsa en la calle y que le regalé una rosa en el café que frecuentamos y que tuvimos el acuerdo gentil de enviarnos cartas por el correo postal.
— Que romántico — me dijo Isis mientras me tomaba del hombro—.
— Que loco eres — concluyó mi amigo—.
Después escuchamos unos alaridos de placer que provenían del cuarto vecino, Cesar se apresuro a abrir la puerta y atento escuchaba los gemidos intermitentes. Isis se empezó a carcajear y yo reprimí a mi amigo, a él no le importó lo que le dije, por eso le hice la broma de tocar la puerta del cuarto del placer y corrí a prisa a nuestra habitación y cerré la puerta dejándolo a fuera. — Eso le pasa por caliente, le dije a Isis.
Entre ella y yo nos acabamos lo que sobraba de la botella, impasibles a las rogativas de Cesar por entrar. Que noche tan inesperada y hasta extraña la que pasamos en ese hotel de dos estrellas. Todo estaba bien, hasta que Isis rompió el encanto.
— Mierda, no puedo ser todas las mujeres en una. Mi madre desea que fuera mejor hija, que fuera mejor estudiante, y ahora me presionan con eso del matrimonio. Necesito un espacio para mí. Sabes por eso también acepte tu invitación.
— No quiero te pongas triste, tu eres una gran persona con una capacidad intelectual y espiritual inmensa sin lugar a dudas puedes con esos menesteres — le dije—.
— No es que no me sienta capas, simplemente que tengo un poco de miedo a despertar agresivamente a una realidad que desconocía — me dijo—.
— Sabes que cuentas conmigo, yo te quiero mucho.
Ella me miró como ya hacia tiempo había dejado de mirarme. Yo la tomé de la mano y entonces cuando todo era sublime, Isis vomito. Yo me alejé de ella y corrí a abrirle la puerta a César.
— ¿Adónde esta Isis?
— En el baño.
— Vomitando.
— Si.
Yo me sentía un poco confundido, y por igual estaba sintiendo los estragos del tequila y del desvelo, eran las cuatro de la madrugada.
— No dejo de pensar en la bella.
— ¿En verdad?
— Si. Estoy demasiado involucrado, la quiero mucho, la quiero volver a ver.
— ¿Y no estarás bautizando de amor, lo que de seguro es compañía? , tal vez es como las demás mujeres de mentirosas — me dijo—.
— No creo. Yo se que aun hay mujeres que valen la pena por estos días en este mundo tan convulsionado. Es especial. No se explicártelo pero en un día normal, nosotros dos lo hicimos especial, fue una magia mutua que no estaba planeada y que más sin embargo se apareció. Fue sencillamente maravilloso haber compartido un pedazo de mi vida con ella, con la bella.
— Ojala.
Para entonces Isis había regresado y empezamos a contar un poco de nuestras vidas vividas en un tiempo de hace años atrás. Al terminar la reunión en un amanecer azul, nos despertamos a la realidad y dejamos aquel cuartucho de hotel que guardaría por el resto de su vida esa noche mágica y sensacional que pasamos.
— ¿Porque escogiste como reunión un hotel? — preguntó ella—.
— Digamos que para mi son los lugares mas oportunos, solos, grises, esporádicos, y en donde todos vienen con la seguridad que una mañana al despertar no se acordaran de nada— respondí— es un lugar que ami me gusta por que ahí la soledad te da las alas para volar al mundo de la literatura, es algo muy raro, para explicar.
— Acuérdate que fue en noviembre que venimos — dijo Cesar—.
— Si.
— ¿Y como se llama este hotel? — preguntó mi amiga—.
— No, eso si no lo preguntes — le dije—.
— ¿Porque? — Preguntó Cesar—.
— Porque la memoria luego encuentra caminos de regreso.


Francisco Rico Hernandez.

martes, 6 de octubre de 2009

sábado, 3 de octubre de 2009

Macario

Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos... Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella es la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas. Pero, a todo esto, es mi madrina la que me manda a hacer las cosas... Yo quiero más a Felipa que a mi madrina. Pero es mi madrina la que saca el dinero de su bolsa para que Felipa compre todo lo de la comedera. Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco. Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña para prender el fogón también a mí me toca. Luego es mi madrina la que nos reparte la comida. Después de comer ella, hace con sus manos dos montoncitos, uno para Felipa y otro para mí. Pero a veces Felipa no tiene ganas de comer y entonces son para mí los dos montoncitos. Por eso quiero yo a Felipa, porque yo siempre tengo hambre y no me lleno nunca, ni aun comiéndome la comida de ella. Aunque digan que uno se llena comiendo, yo sé bien que no me lleno por más que coma todo lo que me den. Y Felipa también sabe eso... Dicen en la calle que yo estoy loco porque jamás se me acaba el hambre.
Mi madrina ha oído que eso dicen. Yo no lo he oído. Mi madrina no me deja salir solo a la calle. Cuando me saca a dar la vuelta es para llevarme a la iglesia a oír misa. Allí me acomoda cerquita de ella y me amarra las manos con las barbas de su rebozo. Yo no sé por qué me amarra mis manos; pero dice que porque dizque luego hago locuras. Un día inventaron que yo andaba ahorcando a alguien; que le apreté el pescuezo a una señora nada más por nomás. Yo no me acuerdo. Pero, a todo esto, es mi madrina la que dice lo que yo hago y ella nunca anda con mentiras. Cuando me llama a comer, es para darme mi parte de comida, y no como otra gente que me invitaba a comer con ellos y luego que me les acercaba me apedreaban hasta hacerme correr sin comida ni nada. No, mi madrina me trata bien. Por eso estoy contento en su casa. Además, aquí vive Felipa. Felipa es muy buena conmigo. Por eso la quiero...
La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de chiva y también de puerca recién parida; pero no, no es igual de buena que la leche de Felipa... Ahora ya hace mucho tiempo que no me da a chupar de los bultos esos que ella tiene donde tenemos solamente las costillas, y de donde le sale, sabiendo sacarla, una leche mejor que la que nos da mi madrina en el almuerzo de los domingos... Felipa antes iba todas las noches al cuarto donde yo duermo, y se arrimaba conmigo, acostándose encima de mí o echándose a un ladito. Luego se las ajuareaba para que yo pudiera chupar de aquella leche dulce y caliente que se dejaba venir en chorros por la lengua... Muchas veces he comido flores de obelisco para entretener el hambre. Y la leche de Felipa era de ese sabor, sólo que a mí me gustaba más, porque, al mismo tiempo que me pasaba los tragos, Felipa me hacia cosquillas por todas partes.
Luego sucedía que casi siempre se quedaba dormida junto a mí, hasta la madrugada. Y eso me servía de mucho; porque yo no me apuraba del frío ni de ningún miedo a condenarme en el infierno si me moría yo solo allí, en alguna noche... A veces no le tengo tanto miedo al infierno. Pero a veces sí. Luego me gusta darme mis buenos sustos con eso de que me voy a ir al infierno cualquier día de éstos, por tener la cabeza tan dura y por gustarme dar de cabezazos contra lo primero que encuentro. Pero viene Felipa y me espanta mis miedos. Me hace cosquillas con sus manos como ella sabe hacerlo y me ataja el miedo ese que tengo de morirme. Y por un ratito hasta se me olvida... Felipa dice, cuando tiene ganas de estar conmigo, que ella le cuenta al Señor todos mis pecados. Que irá al cielo muy pronto y platicará con Él pidiéndole que me perdone toda la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo. Ella le dirá que me perdone, para que yo no me preocupe más.
Por eso se confiesa todos los días. No porque ella sea mala, sino porque yo estoy repleto por dentro de demonios, y tiene que sacarme esos chamucos del cuerpo confesándose por mí. Todos los días. Todas las tardes de todos los días. Por toda la vida ella me hará ese favor. Eso dice Felipa. Por eso yo la quiero tanto... Sin embargo, lo de tener la cabeza así de dura es la gran cosa. Uno da de topes contra los pilares del corredor horas enteras y la cabeza no se hace nada, aguanta sin quebrarse. Y uno da de topes contra el suelo; primero despacito, después más recio y aquello suena como un tambor. Igual que el tambor que anda con la chirimía, cuando viene la chirimía a la función del Señor. Y entonces uno está en la iglesia, amarrado a la madrina, oyendo afuera el tum tum del tambor... Y mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches y cucarachas y alacranes es porque me voy a ir a arder en el infierno si sigo con mis mañas de pegarle al suelo con mi cabeza. Pero lo que yo quiero es oír el tambor. Eso es lo que ella debería saber.

Oírlo, como cuando uno está en la iglesia, esperando salir pronto a la calle para ver cómo es que aquel tambor se oye de tan lejos, hasta lo hondo de la iglesia y por encima de las condenaciones del señor cura...: "El camino de las cosas buenas está lleno de luz. El camino de las cosas malas es oscuro." Eso dice el señor cura... Yo me levanto y salgo de mi cuarto cuando todavía está a oscuras. Barro la calle y me meto otra vez en mi cuarto antes que me agarre la luz del día. En la calle suceden cosas. Sobra quién lo descalabre a pedradas apenas lo ven a uno. Llueven piedras grandes y filosas por todas partes. Y luego hay que remendar la camisa y esperar muchos días a que se remienden las rajaduras de la cara o de las rodillas. Y aguantar otra vez que le amarren a uno las manos, porque si no ellas corren a arrancar la costra del remiendo y vuelve a salir el chorro de sangre. Ora que la sangre también tiene buen sabor aunque, eso sí, no se parece al sabor de la leche de Felipa... Yo por eso, para que no me apedreen, me vivo siempre metido en mi casa. En seguida que me dan de comer me encierro en mi cuarto y atranco bien la puerta para que no den conmigo los pecados mirando que aquello está a oscuras.
Y ni siquiera prendo el ocote para ver por dónde se me andan subiendo las cucarachas. Ahora me estoy quietecito. Me acuesto sobre mis costales, y en cuanto siento alguna cucaracha caminar con sus patas rasposas por mi pescuezo le doy un manotazo y la aplasto. Pero no prendo el ocote. No vaya a suceder que me encuentren desprevenido los pecados por andar con el ocote prendido buscando todas las cucarachas que se meten por debajo de mi cobija... Las cucarachas truenan como saltapericos cuando uno las destripa. Los grillos no sé si truenen. A los grillos nunca los mato. Felipa dice que los grillos hacen ruido siempre, sin pararse ni a respirar, para que no se oigan los gritos de las animas que están penando en el purgatorio. El día en que se acaben los grillos, el mundo se llenará de los gritos de las ánimas santas y todos echaremos a correr espantados por el susto. Además, a mí me gusta mucho estarme con la oreja parada oyendo el ruido de los grillos. En mi cuarto hay muchos. Tal vez haya más grillos que cucarachas aquí entre las arrugas de los costales donde yo me acuesto. También hay alacranes. Cada rato se dejan caer del techo y uno tiene que esperar sin resollar a que ellos hagan su recorrido por encima de uno hasta llegar al suelo. Porque si algún brazo se mueve o empiezan a temblarle a uno los huesos, se siente en seguida el ardor del piquete. Eso duele.
A Felipa le picó una vez uno en una nalga. Se puso a llorar y a gritarle con gritos queditos a la Virgen Santísima para que no se le echara a perder su nalga. Yo le unté saliva. Toda la noche me la pasé untándole saliva y rezando con ella, y hubo un rato, cuando vi que no se aliviaba con mi remedio, en que yo también le ayudé a llorar con mis ojos todo lo que pude... De cualquier modo, yo estoy más a gusto en mi cuarto que si anduviera en la calle, llamando la atención de los amantes de aporrear gente. Aquí nadie me hace nada. Mi madrina no me regaña porque me vea comiéndome las flores de su obelisco, o sus arrayanes, o sus granadas. Ella sabe lo entrado en ganas de comer que estoy siempre. Ella sabe que no se me acaba el hambre. Que no me ajusta ninguna comida para llenar mis tripas aunque ande a cada rato pellizcando aquí y allá cosas de comer. Ella sabe que me como el garbanzo remojado que le doy a los puercos gordos y el maíz seco que le doy a los puercos flacos. Así que ella ya sabe con cuánta hambre ando desde que me amanece hasta que me anochece. Y mientras encuentre de comer aquí en esta casa, aquí me estaré. Porque yo creo que el día en que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infierno. Y de allí ya no me sacará nadie, ni Felipa, aunque sea tan buena conmigo, ni el escapulario que me regaló mi madrina y que traigo enredado en el pescuezo... Ahora estoy junto a la alcantarilla esperando a que salgan las ranas.

Y no ha salido ninguna en todo este rato que llevo platicando. Si tardan más en salir, puede suceder que me duerma, y luego ya no habrá modo de matarlas, y a mi madrina no le llegará por ningún lado el sueño si las oye cantar, y se llenará de coraje. Y entonces le pedirá, a alguno de toda la hilera de santos que tiene en su cuarto, que mande a los diablos por mí, para que me lleven a rastras a la condenación eterna, derechito, sin pasar ni siquiera por el purgatorio, y yo no podré ver entonces ni a mi papá ni a mi mamá que es allí donde están... Mejor seguiré platicando... De lo que más ganas tengo es de volver a probar algunos tragos de la leche de Felipa, aquella leche buena y dulce como la miel que le sale por debajo a las flores del obelisco...



juan Rulfo.
DEL libro / EL LLANO EN LLAMAS.

viernes, 2 de octubre de 2009







Tu vientre es el milagro cumplido, caliente
Como tus labios.
Estas enfrente de mí y el aire que sale de
Mi nariz se quiebra, se mete en pedacitos
Por tu boca para marcar como territorio
Mío; tu cuerpo.

Te miro desnuda y sé que tu cuerpo
Está hecho para mí, como el sol al día.
Tus pezones de inmaculada me amenazan
Y se deleitan con mi lengua provisora de
Paz.
Tu respiración intermitente me acelera el
Corazón, y a veces me arrepiento de pensar
En ti y en todas.

Como hablarle a tu cuerpo, como enseñarle a
Leer mis caricias, mis besos.
¿Cómo alimentar a tu cuerpo?, me pregunto.
Con lirios de abrazos, con rosas de besos, con
Agua de primavera.
Amo a tu cuerpo, tu infinito cuerpo de
Hembra de fabula, de ser divino.
A tu cuerpo lo resumo en una palabra: mío.

Le agradezco a Dios porque todos los días
Puedo huir del mundo y sus complejos metido
En tu bendito cuerpo.

Posdata; sabes que aun tengo
ese colchon de nubes y esta
guardado para ti.

Francisco Rico Hernández