lunes, 25 de enero de 2010

Gira Ultramarina.



Focos de la naturalidad,
dóciles hembras que
castran a sus amantes
de una hora,
cada parpadeo es inútil
en las noches sin consuelo,
morir es imprudente cuando
las flores se marchitan.
Reloj enmudeceme de vez en cuando,
en los abriles de mi perdición.

atte; yo.

sábado, 23 de enero de 2010

Despues de tanto tiempo.

Justamente ayer en la noche, cuando después de esperar a que llegara el tipo que se suponía iba a pagar la farra y supuestamente se convertiría en Presidente Municipal no hacia otra cosa que saboreado el cigarro de mi victoria; ya que horas antes había participado en un homenaje hecho a un fotógrafo con un texto que todos aplaudieron. Todo resultaba bien, me pagaron, cené, me felicitaron, me tomaron fotos, y hasta tenia en puerta la tentativa de ser invitado por aquellos políticos a una farra.
Sin embargo, cuando nos disponíamos a irnos al bar en donde se había pactado estar, caminé por un café-bar de la ciudad y justo ahí escuché una melodía que tenia como dos años que no escuchaba en vivo; Brazos de Sol. Me estremecí. Mi alma se cubrió de hielo y mi cuerpo entero se llenó de frío. Me acordé de ella.
Mientras escuchaba la canción a mi mente la bombardeaban un arsenal de Flahsback, recordé sus besos y aunque me quedé mirando por la ventana de aquel café-bar no encontré vestigios de ella y de mi.
Ha de ser porque fue en otra ciudad, me consolé diciendo.

posdata; Aun me hace falta sacudir el polvo a todos los rincones de mi alma.



Francisco Rico Hernandez.

jueves, 21 de enero de 2010

Distrito federal.

Una calle: hay una caseta pública de teléfonos. Polo trata con un alambre de extraer delicadamente una moneda que guarda el aparato. Toña vigila.

Polo: — ¡cayó un veinte solo! ¡Mira un veinte! ¡Lo alcancé y salió!
Toña: — ahí viene máximo ¡quihubo!
Máximo: — Quihubo.
Toña: — nos encontramos un veinte en el teléfono. Salió solito.
Polo: — y yo le saqué otro con un alambre.
Máximo: — ándenle y les caigan. Los guardaran cinco años.
Toña: — a poco. Por un veinte.
Máximo: — pues claro.
Toña: — yo nada mas le eché aguas.
Máximo: — cómplice. Cuatro años.


Emilio Carballido.

lunes, 18 de enero de 2010

HOMENAJE A IGNACIO LÓPEZ TARSO


50 películas, más de 1000 programas de televisión, alrededor de 90
puestas en escena, radio, discos, corridos…se dice fácil, pero estas
cifras representan el trabajo de toda una vida, la del actor Ignacio
López Tarso.
Sin embargo, aunque extensa y variada, la carrera de López Tarso,
no es por la cantidad que se distingue; si su trayectoria en las artes
de la representación, que abarca ya las cinco décadas, es hoy punto
de referencia y motivo de reconocimiento, es sin duda por la calidad.
Trataré de explicar o definir mejor a qué me refiero aquí
exactamente: decir calidad en relación con la ejecutoria profesional
de Ignacio López Tarso, significa dedicación, seriedad, inteligencia,
disciplina, facultades, pero ante todo, respeto. Un respeto absoluto
por el trabajo propio y el de los demás involucrados -autores,
directores, compañeros-, y desde luego, para quien es el eslabón final
de todo proceso creativo, el espectador.
Aun cuando el desempeño del actor es siempre parte de un trabajo
colectivo, aun cuando hay siempre factores externos que lo
determinan, un actor como López Tarso, busca invariablemente
ejercer la suprema libertad de elegir. Sin importar el tamaño del
papel o si había que hacerlo por la terca necesidad de sobrevivir, un
actor como él, encuentra un punto de interés, algo que le mueva a
imaginar, esto es, a interpretar un personaje. Esta justamente, según
sus propias palabras, “es la esencia del quehacer, la razón de ser del
actor”.
Querer hacer lo mejor, aspirar a la excelencia, la rica trayectoria
artística de Ignacio López Tarso, es testimonio de integridad al
encarar la tarea que ha definido su vida entera.
Nacido en 1925 en una familia de austeros recursos económicos,
ingresó al seminario para poder seguir estudiando, sin vocación
religiosa, sirve luego en el ejército, y después se va de “bracero al
otro lado”; el terrible accidente que sufre allá –se fractura la columna
al caer de un árbol durante la pizca- le obliga a someterse a una
operación y a permanecer atado a una cama durante más de un año.
Paradójicamente, este hecho le abrirá nuevas perspectivas: Xavier
Villaurrutia le hace entrar al teatro y nacer como actor.
Las experiencias vividas, el estudio y por encima de todo, un
poderosísimo impulso vital que le permite a plenitud, el gozo, el
disfrute de hacer lo que sabe hacer muy bien, son a mi parecer la
suma cualitativa que lo singulariza y destaca.
Premios nacionales e internacionales, reconocimientos y honores en
todos estos años, dice Ignacio López Tarso que hoy, a sus 81 años,
ha llegado a la “edad de los homenajes”…Tras el reciente Homenaje
Nacional que se le brindó en el Palacio de Bellas Artes, precisamente
el día de su “santo”, el 31 de julio pasado, hoy la Cineteca Nacional
generosamente se une a este, digo yo -y de seguro no soy la única-,
muy merecido festejo, y reúne algunos de sus mejores trabajos en el
cine como homenaje a su trayectoria fílmica.
Macario, El Gallo De Oro, Los albañiles, La Cucaracha, La
sombra del caudillo, Días de otoño, El Profeta Mimí, El hombre
de papel. Estas cintas reúnen un impresionante repertorio de
nombres que mucho significan en la cultura nacional, como por
ejemplo Ismael Rodríguez, Roberto Gavaldón, Gabriel García
Márquez, Carlos Fuentes, Dolores Del Río, María Félix, José Estrada,
Vicente Leñero, Pedro Armendáriz, Emilio “Indio” Fernández, Martín
Luis Guzmán, Pina Pellicer, B. Traven, Julio Bracho, Lucha Villa, Katy
Jurado, Jorge Fons y eso por citar y lucir a unos cuantos.
“Por todo lo que he pasado y he vivido, pude haberme dedicado a
muchas cosas; pude ser cura, agente de ventas, soldado o qué sé
yo…” dice López Tarso, y concluye “…pero tuve el gran privilegio de
poder ser actor”.
Para terminar, por mi parte y parafraseando su dicho, debo agregar
que a la admiración que como espectadora y cinéfila profeso a su
trabajo y desempeño como actor, tengo además el enorme privilegio
de haber aprendido de él, de convivir con él y de disfrutarlo y
quererlo como lo quiero, pues es mi padre…nada menos.

Susana López Aranda


Premios y nominaciones.

El primer premio que López Tarso ganó fue un trofeo con la figura del dios azteca Xochipilli, por su actuación en la obra de teatro La zona intermedia de Emilio Carballido. Este trofeo fue hecho de yeso y le prometieron darle uno de bronce para después, pero la promesa nunca se cumplió.

López Tarso ha obtenido numerosos premios por su labor teatral que dentro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro (ACPT), se ha instituido un premio el cual lleva su nombre.

Los diversos premios y reconocimientos que Ignacio López Tarso ha obtenido a lo largo de su carrera, los obtuvo tanto en México como a nivel internacional.

A continuación se muestran algunos de los premios ganados más importantes:

* Premio La Sociedad de Herencia Hispana (Hispanic Heritage Society Award) (2006, Estados Unidos).
* Medalla de Oro Commemorativa Bellas Artes (2006, México).
* Gran Orden de Honor Nacional al Mérito Autoral (2005, México).
* Premio Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York (Association of Latin Entertainment Critics Award) (2001, Estados Unidos).
* Golden Gate Award (Festival Internacional de Cine de San Francisco 1963, Estados Unidos) a Mejor Actor por el filme El hombre de papel.
* Golden Gate Award (Festival Internacional de Cine de San Francisco 1960, Estados Unidos) a Mejor Actor por el filme Macario.

Premios Ariel [editar]
Año Categoría Película Resultado
2007 Ariel de Oro Trayectoria filmica Ganador
1975 Mejor actuación Rapiña Nominado
1974 Mejor actuación El profeta Mimí Nominado
1973 Mejor actuación Rosa blanca Ganador
Premios TVyNovelas [editar]
Año Categoría Telenovela Resultado
2004 Mejor primer actor De pocas pocas pulgas Nominado
2003 Mejor primer actor ¡Vivan los niños! Ganador
1998 Mejor primer actor Esmeralda Ganador
1983 Mejor actor antagónico El derecho de nacer Ganador
Filmografía [editar]
Cine [editar]

* Santo Luzbel (1996)
* Reclusorio, episodio: Quiero quedarme en la cárcel (1995)
* Tirano Banderas (1993)
* Muelle rojo (1987)
* Astucia (1985)
* El otro (1984)
* Toña Machetes (1983)
* Bajo el volcán (Under the volcano) (Producción México-Estados Unidos, 1983)
* Antonieta (1982)
* Los hijos de Sánchez (The children of the Sánchez) (Producción México-Estados Unidos, 1977)
* Los amantes fríos, episodio: El soplador de vidrio (1977)
* Los albañiles (1976)
* La casta divina (1976)
* Renuncia por motivos de salud (1975)
* Rapiña (1973)
* En busca de un muro (1973)
* El profeta Mimí (1972)
* Cayó de la gloria el diablo (1971)
* La generala (1970)
* La vida inútil de Pito Pérez (1969)
* La trinchera (1968)
* La puerta y la mujer del carnicero, episodio: La mujer del carnicero (1968)
* Largo viaje hacia la muerte (L.S.D.) (1967)
* Las visitaciones del diablo (1967)
* Pedro Páramo (1966)
* Tarahumara (Cada vez más lejos) (1964)
* El gallo de oro (1964)
* Un hombre en la trampa (1963)
* El hombre de papel (1963)
* Cri Cri, el grillito cantor (1963)
* La bandida (1962)
* Furia en el edén (1962)
* Días de otoño (1962)
* Corazón de niño (1962)
* Rosa Blanca (1961)
* Los hermanos del hierro (Los llaneros) (1961)
* Y Dios la llamó tierra (1960)
* La sombra del caudillo (1960)
* Juana Gallo (1960)
* Sonatas (Aventuras del Marqués de Bradomín) (1959)
* Macario (1959)
* Ellas también son rebeldes (1959)
* El hambre nuestra de cada día (1959)
* Nazarín (1958)
* La estrella vacía (1958)
* La cucaracha (1958)
* Vainilla, bronce y morir (Una mujer más) (1956)
* Feliz año, amor mío (1955)
* Chilam Balam (1955)
* La desconocida (1954)

Televisión [editar]

* Mar de amor (2009) .... El Mojarras
* El Pantera (2007–2009) .... General Porfirio Ayala
* Mañana es para siempre (2008) .... Isaac Newton
* Amor sin maquillaje (2007)
* Peregrina (2005) .... Don Baltazar 'Tontón'
* La esposa virgen (2005) .... General Francisco Ortiz
* De pocas, pocas pulgas (2003) .... Don Julián Montes
* ¡Vivan los niños! (2002) .... Don Ignacio Robles
* Navidad sin fin (2001) .... Rodito
* Atrévete a olvidarme (2001) .... Gonzalo Rivas
* La casa en la playa (2000).... Don Ángel Villarreal Cueto
* Ángela (1998) .... Don Feliciano Villanueva
* Camila (1998) .... Genaro
* Esmeralda (1997) .... Melesio
* Imperio de cristal (1994) .... Don César Lombardo
* Ángeles blancos (1989) .... Perfecto
* La trampa (1988)
* Senda de gloria (1987) .... General Eduardo Álvarez
* El gran mundo del teatro (1985)
* El periquillo sarniento (1981)
* El derecho de nacer (1981) .... Rafael
* El combate (1980)
* Amor prohibido (1979) .... Arturo Galván
* El honorable señor Valdez (1973)
* El edificio de enfrente (1972)
* El carruaje (1972) .... Cura
* Rosas para Veronica (para Panamericana TV de Perú 1971)
* La constitución (1970)
* La tormenta (1967) .... Gabriel
* Amor y orgullo (1966)
* Cuatro en la trampa (1961)

viernes, 15 de enero de 2010

Es el tiempo.

Y entonces, en estos tiempos donde me hago pequeño me declaro incompetente e inocente ante la muerte. Tendremos que hacer ahora una unión de humanos hermanos, en donde dejemos atrás las cosas siniestras y las parodias de las mil y unas guerras.
Es el tiempo de cambiar y tener una mejor perspectiva, amar, llenarse de optimismo, y perdonar, no dejarnos caer y disfrutar lo que venga del destino.
Ojalá y todo pase pronto.
El Caribe es tan hermoso cuando todos sonríen.




Francisco Rico Hernández.

lunes, 11 de enero de 2010

Para matar.

—¿Señor nada mas por pintar el nombre de su hija en la pared me quiere matar?
—No es por eso.
-¿Será entonces porque salimos un día, mientras a usted le dijo iba a ir a buscar trabajo?
—No.
—Bueno ha de ser porque ella y yo nos prometimos amor, y claro en el errante momento no supimos las desavenencias a futuros, sin embargo nunca lo hicimos… usted ya sabe a lo que me refiero…
—Carajo, aunque bien valía la pena matarte por eso, no es la razón por la que quiero enterrarte vivo.
—Bueno siendo directo con usted, le debo de confesar que me enamoré de ella, aunque no me lo crea, pero lo mas seguro es que me utilizo pa’ ver que se siente enamorar de un fulano de tal, como yo. Además se le veía en la cara que a las buenas costumbres no se había acostumbrado.
—Nada de eso vale la pena.
-No se preocupe con esto he comprendido que gana el que pierde a una mujer.
—Quiero matarte porque ella no hace otra cosa que mentir, que imaginarse como un tal Susanita, la que escribió Rulfo y que mataba con su indiferencia a Pedro Páramo.
—Ojala y fuera cierto, usted esta desvariando; eso de ser director de editoriales lo vuelven a uno loco, confundiendo las noveles con el amor de pedazos que se da en la calle.
—Fíjese que no. Ella me lo dijo.
—Entonces dígale que se meta al mundo de Sabines.
—¿Por qué?
—No he leído a otro que hable tan bien de las despedidas y del veneno del amor como él—.


Francisco Rico Hernandez.

viernes, 8 de enero de 2010

El gobernado.

Bajo el temporal caluroso que secaba los jardines y que dificultaba vivir, se encontraban en solitario el presidente y un pequeño y desorientado reportero en el Palacio de gobierno de aquella república olvidada en los caminos del desamparo .
El presidente vestido de un negro lúgubre, solemne y altivo fumaba sin prejuicio alguno,con la mala suerte a su favor el reportero estaba sentado a lado de aquel hombre acostumbrado a mandar. Era la primera vez que estaba junto al presidente y sabia que no debería de desperdiciar la ocasión a pesar de que sus emociones y su falta de experiencia estuvieran de su parte.
Siempre había soñado con dañar a la oligarquía y al gobierno espurio de los transgresores de la ley, y cuando estaba preparando el veneno de preguntas que comprometieran a su entrevistado, el presidente le preguntó:
- ¿Qué horas son?
- Las horas que usted quiera señor presidente.





8 de enero del 2010.
Francisco Rico Hernandez.
Cosamaloapan, veracruz.

martes, 5 de enero de 2010

Pan y Flores.

Primer Acto I

Llegó a su balcón con las mejores intenciones de conquistarla. Toto llevaba una flor en su mano izquierda y un gesto de alegría en su rostro.
Dispuesto a llegar al corazón de su amada lanzó la primera piedra a la ventana. No hubo respuesta. Sin desanimarse tiró la segunda y la siguiente pedrada, para su fortuna las valentinas palomas de concreto bastaron para que su amada encendiera la luz de la habitación.

Ella encendió la luz y abrió la ventana de doble hoja. Junto al balcón había colgadas un par de estrellas.

Aquella mujer apenas había sacado su mano de la ventana solamente para saludarlo. Ese pequeño detalle sirvió para que Toto desvariara de felicidad, enseguida exclamó para ella las mejores palabras de amor y sólo consiguió para su sorpresa un exiguo ademan que ostentaba una mediana aprobación. Toto había caído en la cuenta de que tenía que esforzarse un poco más.
Entonces deslizó la palma de sus manos sobre su cabello, peinándose. Estiró un poco la tela del pantalón para después arrodillarse, cuando lo hizo un brazo yacía sobre su pecho y el otro lo elevó en el aire, mostrándole a su amada la flor que para ella llevaba.

Ante la poca atención que veía de aquella mujer, en su rostro dibujó una mueca que claramente ostentaba la incomprensión.

Se levantó de un tajo y tiró la flor al suelo, luego la piso una y otra vez hasta desojarla.

Se regocijó ante su cometido.

Toto se mantenía discurriendo de un lado al otro de la calle y no daba crédito al desdén que ofertaba ella desde su balcón.
Como era egocentrista y poco modesto con altanería mostró para ella las virtudes de su escueto físico. Le enseñó sus bíceps, tríceps y hasta imitó en un acto desaforado a Tarzán.

Nada de aquello funcionó, su amada con el dedo índice dijo No.

Él no se dio por vencido. Entonces le expuso sus piernas al instante que se las palpaba, luego movió en un vaivén con morbo su cintura mientras se reía. Tampoco resultó. De ella no tuvo respuesta.

Él enfadado se lamentó.

Para entonces al verse sin nada ya que mostrar de su físico recorrió desesperado con la mirada su cuerpo. Y cuando todo parecía perdido su mirada recayó en su zona trasera. Pensó que no era mala idea enseñarle el trasero, pero el problema era, ¿Adonde estaba éste?
Se lo buscó hacia lado derecho e izquierdo, incluso abrió las piernas para meter su cabeza en la entrepierna con el objetivo inútil de encontrarse con su trasero. Luego giró sobre su eje buscando el vestigio de su trasero perdido.

Entonces para acrecentar la burla ella lanzó de su balcón un pantalón en el cual se le habían quedado las nalgas.

Toto recogió el jeans y lo vio y comprendió que lo que estaba buscando lo tenía enfrente. Volvió a mirar su exiguo trasero y comparó para su sorpresa que el jean tenia más que ofrecer.

Luego los tiró.



Segundo Acto II


Entonces puso sobre su barbilla la mano derecha y empezó a fraguar el plan exacto que lo llevara a los brazos de su enamorada. Sin previo a viso ella apagó la luz, en un acto que amenazaba con la debacle del amor.

Corrió como desesperado con las manos en la cabeza. Ella volvió a prender la luz. Lo confortó.

Enseguida sacó de la bolsa del pantalón su celular y realizó una llamada hacia sus amigos, la misma que sólo duro un par de minutos. Luego colgó.

Optimista ante las palabras que recibió de la conversación se frotó las manos.

En menos de lo que se suponía hicieron acto de presencia sus amigos acompañados con una caja que uno de ellos cargaba. Caminaron hacia Toto y lo abrazaron, apoyándolo. Luego se prepararon y se alejaron un par de metros, dejaron en el suelo la caja y de ella sacaron una grabadora y al momento la encendieron.

Mientras que con el dedo índice les mandaba una par señal de complicidad sus amigos, Toto empezó a gesticular en una maniobra tramposa la canción que se suponía que él cantaba. Ella sacó ambos brazos de la ventana, en señal de una posible aprobación.

La serenata marchaba de maravilla hasta que a uno de sus cómplices se le ocurrió jugarle una broma a Toto, el amigo irreverente al amor sacó de la grabadora el disco correcto y puso una melodía la cual cantaba una mujer. Esto hizo que la maniobra tropezara irremediablemente, y ante la risa sus amigos y el desconsuelo de ella, Toto acabo por improvisar en el acto.

Él enviaba señales subversivas a sus amigos con los brazos, volteaba hacia ellos sin que su amada lo viera. Sus cómplices decidieron terminar la serenata ante el mandato colérico de Toto.

Ella enojada apagaba y encendía la luz de su balcón. Sin lugar a dudas sabia Toto que era el tiempo de los instintos. Y el suyo le dijo que volvieran a recitar para ella otra vez las mismas palabras de amor, y como no sirvió la encomienda Toto se atrevió febrilmente bajarle primero la luna y luego las estrellas.

Al tenerlas en sus manos les dio y besó y las lanzó hacia su enamorada.

Ella otra vez sacó la mano mostrando una ligera aprobación. Lo que esa mujer en verdad quería era que Toto se esforzara un poco más. Él ya no sabia que hacer.

Ella con las palmas de las manos pedía más.

Cuando desilusionado Toto había decidido rendirse ante aquella mujer de corazón hermético, ella tiró desde el balcón su pañuelo.

Toto lo recogió del piso, lo olió, y sus amigos de lejos aplaudieron.

Se dibujó una sonrisa en el rostro de aquel hombre enamorado, pero poco después Toto se había quedado sin ideas. Volvió a rascarse la barbilla y enseguida discurrió hacia sus amigos en busca de algún utensilio que estuviera en la caja y lo ayudara a seguir la conquista.

No encontró nada, tiró la caja.

Entonces volvió a su lugar de origen, debajo del balcón. Se sentó y se mantuvo cruzado de brazos y cuando todo parecía perdido, se le ocurrió una idea, algo en el último momento del cual estaba convencido que lo llevaría a los brazos de su amada.

Metió sus manos en las bolsas del pantalón y extrajo de ellas una par de monedas, un dulce y una servilleta.

Se despojó del dulce y de las monedas y terminó quedándose con la servilleta.

Toto había recordado que un detalle de amor valía más si éste era hecho de la manera más sencilla, sabia que los pequeños detalle son lo que te agrandan la vida, son pedacitos de amor que se convertirán en dueños del corazón. Al final hizo una flor de papel con la servilleta y se la lanzó a su amada.

Ella aplaudió en señal del agrado. Toto había cumplido con su romántica odisea.











Fin.








16 de noviembre del 2009.
Francisco Rico Hernández.