martes, 31 de marzo de 2009

EN MARTES.

Hoy por la mañana después del exhausto peregrinar que hacemos todos los días para conseguir alguna noticia, mi jefe y yo nos dirigimos al café Roma que se encuentra ubicado en el centro histórico de mi ciudad.
Al entrar vislumbré un ambiente elitista, había un par de mesas hechas de una madera fina y muy bien alineadas, el piso enlucido y brillante, al igual que algunas meseras alegres y uniformadas que cumplían sus menesteres sin parar. El lugar estaba climatizado, con cuadros abstractos colgados en las paredes, y con una televisión de plasma colocada en un mueble, además de los ventanales que daban a la calle para que los que discurrieran observaran a los potentados tomar algunas tazas de café, mientras los transeúntes pensaban que un desayuno allí les afectaría seriamente la economía diaria.
Total que entramos y nos dirigimos hacia la mesa que se situaba debajo de la pantalla, allí se encontraba tomándose un café y degustando un desayuno sutil el Presidente del municipio vecino. Él era un hombre alto, con un bigote lleno de canas debajo de la nariz, tenía el aspecto de un hombre ensimismado, con un cuerpo que parecía derogar las inclemencias de los años, y además de un carácter que no llamaba la atención, hablaba cuando era necesario.
Mi jefe y yo tomamos asiento, haciendo en ese acto el obligado saludo cordial, el Presidente correspondió el saludo mientras continuaba leyendo el periódico. De pronto se atrevió a mirarnos y le extendió la mano a mi jefe, mientras tanto a mi ni siquiera me dirigió la palabra, ni su atención.
—Que dice el periódico Dámaso— dijo el presidente—.
—Ahí anda, ya sabes las noticias no descansan—. Dijo mi jefe—.
—Eso dicen— agregó el Presidente—.
—Mira Arturo te presento a mi ayudante, es un joven que le gusta escribir, además que esta muy metido con la cultura—apuntó Dámaso—.
—Mucho gusto, me llamo Francisco Rico— dije mientras extendía la mano—.
—Es de los Ricos de la familia de José Rico, tu fiel amigo Arturo— dijo mi jefe—.
—¿Ah si, tu tío es el que fue presidente de Santiago?— dijo el Presidente—.
—Si.
—Hay hijo, lo que le querían hacer a Pepe no tenia madre, pero él se supo librar, ahora solo te queda la mala reputación. Pero que chingaos.
—Ya le dije que no se preocupe, que la valga madres— agregó Dámaso—.
—Solté una sonrisa de nervios.
—Pero bueno, te comento; que éste cabrón con el que estas, es un excelente reportero, y tienes suerte que sea tu maestro, pero Dámaso no lo vayas a miliar, déjalo que aprenda bien.
—Yo no le voy hacer nada, si se malea va hacer por el mismo.
—A mi me gusta el periodismo, y bueno este trabajo me sirve ya que en el soy testigo de lo que va pasando en esta sociedad, y es importantísimo para mis textos— apunté—.
Total que se fue formando una tertulia amena en donde se platicaba de política, deportes, y de algunas índoles que se trataron y de las cuales nunca entendí el significado. Amablemente el Presidente nos invitó un desayuno, pero ni mi jefe ni yo aceptamos, sólo ordenamos un café.
Mientras ellos revisaban unos documentos yo me fumaba un cigarro al instante que leía el periódico. Después empecé a tararear un par de canciones de Arjona, miré mis zapatos, encendí otro cigarro, y volví hacer lo mismo después de cinco minutos, estaba asumiendo el tedio.
Aunque me sentía feliz de estar en esa mesa, yo no podía entablar una buena conversación, sólo me mantenía callado, sonriendo cuando fuera necesario, acentuar o negar conforme las expresiones del Presidente.
Imprevisiblemente sonó el celular de mi jefe, y él se paró de la mesa disculpándose y caminando rumbo a los baños del café. Ahora compartíamos el Presidente y yo un silencio que estorbaba y que incomodaba. Cuando el momento aspiraba a volverse lúgubre, el Presidente me preguntó:
—¿Te gusta mucho la cultura?
—Claro.
—Que bien, de hecho me alegra que seas así, es muy difícil encontrar a jóvenes como tú.
—A gracias, de hecho yo soy el presidente del Colectivo La Colecta en donde hay escritores, poetas, pintores, músicos y uno que otro tipo loco. Y hacemos un evento cada mes en los cafés o en algunas plazas culturales. De alguna forma intentamos despabilar la cultura no sólo en Cosamaloapan, también en toda la cuenca del papaloapan.
El presidente se mantenía atento escuchándome, y después me dijo que él y su gobierno estaban pensado en organizar un evento cultural en los callejones de adoquín, ahí donde se ve el rio de las mariposas sin prejuicio alguno, en tal evento se estaría contando con muchos artistas de la cuidad, además de la presencia estelar de Fernando Delgadillo.
Ahora con mas confianza me atreví a contarle un poco de un texto que yo escribí, y por el cual estuve apunto de ser vetado en la radio, me dispuse a narrarle de “MI Pueblito” que esta el sol de hoy es mi trabajo mas irreverente, duro y sin inconsistencias que he escrito.
Después de escucharlo no tuvo más que reírse, y darme toda la razón.
–¿A poco un Presidente no se llega hartar de su pueblo?
–A claro, lo malo es que no se puede decir abiertamente.
—Mire señor Presidente, yo una vez me quedé pensando que nosotros como ciudadanía que somos estamos en nuestro derecho de andar quejándonos del Presidente y todo sus ediles, y una cierta ocasión me vino el pensamiento a la cabeza¿ el Presidente alguna vez tendrá el derecho de quejarse de su pueblo, como el pueblo lo hace con él ? Y de ahí me salió el texto, COMO VEN ESTOS CHISME SE ESCUCHAN EN MI PUEBLITO DONDE TODOS LOS MIERCOLES SE MUEREN LAS PERSONAS, ES UN PUEBLO JODIDO, SIN AMOR, LLENO DE PUTAS, PINCHE PUEBLITO DE MIERDA, YA ME QUIERO LARGAR DE AQUÍ PERO Tendré QUE ESPERAR DOS AÑOS MAS PARA TERMINAR MI GOBIERNO COMO PRESIDENTE.

Después de escuchar mis palabras el Señor Presidente me regaló una sonrisa sincera, y me dijo que las puertas de su ciudad estaban abiertas para cualquier cosa que quisiera yo en cuestión de cultura. Se lo agradecí.
A continuación regresó me jefe y nos terminamos el café, nos despedimos del presidente y antes de salir del lugar me pregunté:
¿Carajo y si me vuelvo de Derecha?



Francisco Rico.

viernes, 27 de marzo de 2009

martes, 24 de marzo de 2009

Un encuentro inesperado.

El teléfono está inmóvil en la cabina ubicada en la esquina de cualquier calle.
Haya afuera, en las calles se subastan las vidas.
Algunos se regodean en un pasado tan pasado que ya paso,sin embargo aun tienen el valor suficiente de acordarse cuando se les ocurre por ratitos recordar.

-Bueno- dijo él después de levantar el teléfono y marcar los números-
-Si- contesta una voz femenina-.
-¿Habla la mujer que me rompió el corazón?
-¿Quien habla?- pregunta ella ahora un tanto confundida-.
- El tipo mas desgraciado del mundo.



Francisco Rico Hernandez.

lunes, 23 de marzo de 2009

LENTO, AMARGO ANIMAL.



Prologo.

Hablar de Jaime Sabines es para mi;dejar intacto un verso que se desnuda cuando las palabras nos van estorbando. Ya que sus versos, poemas y prosa nos pone a relajar los músculos y anestesiar el alma.
Una vez en un taller de literatura al cual asistí, y que fue el único en el que me disidí a pararme, me sorprendió un maestro que me dijo aquella tarde que mis revueltos poemas recién nacidos tenia un poco del estilo del chiapaneco, yo aun con mi poca experiencia en esos embrollos literatos solo improvisé un sonrisa de desconcierto.
Total que al otro día, con mi impuntualidad de por medio llegué como todos los días al cuartito que a mi parecer tenia un poco de influencia caribeña, si, con todo y los trozos de bambú pegados en las paredes, con un ventilador de techo hecho de madera, y con el calor en la piel, además del humo del habano del maestro que se disipaba en la atmósfera. - Que clase de extraterrestres son estos- pensé.
Después de componer o descomponerme mis textos el maestro sacó un libro que me cambiaria el rumbo de mi vida, recuerdo que era del mismo autor del que me había conmentado, un tal Jaime Sabines.
Recogiendo Poemas, con todo y el prologo de Carlos Monsivais, y el cual estaba patrocinado por una empresa telefónica del país.
La portada me sorprendió de improviso, el autor se encontraba posando con los brazos cruzados, en una de sus manos tenia un cigarro, y en su cara unos lentes, reloj en la muñeca, y la mirada puesta en otro lado, en cualquiera diría yo, menos en la lente de la cámara fotográfica. A mi maestro se lo agradecí de corazón, y juré que siempre lo cuidaría, hasta la fecha lo tengo.

Esa misma noche, me abismé en sus poesías, y leí y releí, Los Amorosos, Me Dueles, Tía Chofi, No es que muera de amor, Pensándolo bien, Canonicemos a las putas, Yo no lo sé de cierto, y Entre suelo. Total que desde ese momento soy uno mas que se hunde en los abismos que te elevan al cielo, allí donde un poeta se torna mas urbano, mas enamorado y mas consternado de lo que pasa en este mundo del rigor.
Hablar de Jaime Sabines es hablar de las pocas cosas que un hombre se atreve a contar.


Francisco Rico Hernandez.


HORAL.

Yo no lo sé de cierto

Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre algún día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.

Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.

(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo).


Los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables.
Los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota corno sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas, a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.


LA SEÑAL.

Tía Chofi


Amanecí triste el día de tu muerte, tía Chofi,
pero esa tarde me fui al cine e hice el amor.
Yo no sabía que a cien leguas de aquí estabas muerta
con tus setenta años de virgen definitiva,
tendida sobre tu catre, estúpidamente muerta.
Hiciste bien en morirte, tía Chofi,
porque no hacías nada, porque nadie te hacía caso,
porque desde que murió abuelita, a quien te consagraste,
ya no tenías nada qué hacer y a leguas se miraba
que querías morirte y te aguantabas.

¡Hiciste bien!
Yo no quiero elogiarte como acostumbran los arrepentidos
porque te quise a tu hora, en el lugar preciso,
y harto sé lo que fuiste, tan corriente, tan simple,
pero me he puesto a llorar como una niña porque te moriste.
¡Te siento tan desamparada,
tan sola, sin nadie que te ayude a pasar la esquina,
sin quién te dé un pan!
Me aflige pensar que estás bajo la tierra
fría de Berriozábal,
sola, sola, terriblemente sola,
como para morirse llorando.
Ya sé que es tonto eso, que estás muerta,
que más vale callar,
¿pero qué quieres que haga
si me conmueves más que el presentimiento de tu muerte?

Ah, jorobada, tía Chofi,
me gustaría que cantaras
o que contaras el cuento de tus enamorados.
Los campesinos que te enterraron sólo tenían
tragos y cigarros,
y yo no tengo más.
Ha de haberse hecho el cielo ahora con tu muerte,
y un Dios justo y benigno ha de haberte escogido.
Nunca ha sido tan real eso en lo que tu creíste.
Tan miserable fuiste que te pasaste dando tu vida
a todos. Pedías para dar, desvalida.
Y no tenías el gesto agrio de las solteronas
porque tu virginidad fue como una preñez de muchos hijos.
En el medio justo de dos o tres ideas que llenaron tu vida
te repetías incansablemente
y eras la misma cosa siempre.
Fácil, como las flores del campo
con que las vecinas regaron tu ataúd,
nunca has estado tan bien como en ese abandono de la muerte.
Sofía, virgen, antigua, consagrada,
debieron enterrarte de blanco
en tus nupcias definitivas.
Tú que no conociste caricia de hombre
y que dejaste que llegaran a tu rostro arrugas antes que besos,
tú, casta, limpia, sellada,
debiste llevar azahares tu último día.
Exijo que los ángeles te tomen
y te conduzcan a la morada de los limpios.
Sofía virgen, vaso transparente, cáliz,
que la muerte recorra tu cabeza blandamente
y que cierre tus ojos con cuidados de madre
mientras entona cantos interminables.
Vas a ser olvidada de todos
como los lirios del campo,
como las estrellas solitarias;
pero en las mañanas, en la respiración del buey,
en el temblor de las plantas,
en la mansedumbre de los arroyos,
en la nostalgia de las ciudades,
serás como la niebla intocable, hálito de Dios que despierta.

Sofía virgen, desposada en un cementerio de provincia,
con una cruz pequeña sobre tu tierra,
estás bien allí, bajo los pájaros del monte,
y bajo la yerba, que te hace una cortina para mirar al mundo



A estas horas, aquí

Habría que bailar ese danzón que tocan en el cabaret de abajo,
dejar mi cuarto encerrado
y bajar a bailar entre borrachos.
Uno es un tonto en una cama acostado,
sin mujer, aburrido, pensando,
sólo pensando.
No tengo "hambre de amor", pero no quiero
pasar todas las noches embrocado
mirándome los brazos,
o, apagada la luz, trazando líneas con la luz del cigarro.
Leer, o recordar,
o sentirme tufo de literato,
o esperar algo.
Habría que bajar a una calle desierta
y con las manos en la bolsas, despacio,
caminar con mis pies e irles diciendo:
uno, dos, tres, cuatro...
Este cielo de México es obscuro,
lleno de gatos,
con estrellas miedosas
y con el aire apretado.
(Anoche, sin embargo, había llovido
y era fresco, amoroso, delgado.)
Hoy habría que pasármela llorando
en una acera húmeda, al pie de un árbol,
o esperar un tranvía escandaloso
para gritar con fuerzas, bien alto.
Si yo tuviera un perro podría acariciarlo.
Si yo tuviera un hijo le enseñaría mi retrato
o le diría un cuento
que no dijera nada, pero que fuera largo.
Yo ya no quiero, no, yo ya no quiero
seguir todas las noches vigilando
cuándo voy a dormirme, cuándo.
Yo lo que quiero es que pase algo,
que me muera de veras
o que de veras esté fastidiado,
o cuando menos que se caiga el techo
de mi casa un rato.
La jaula que me cuente sus amores con el canario.
La pobre luna, a la que todavía le cantan los gitanos,
y la dulce luna de mi armario,
que me digan algo,
que me hablen en metáforas, como dicen que hablan,
este vino es amargo,
bajo la lengua tengo un escarabajo.
¡Qué bueno que se quedará mi cuarto
toda la noche solo,
hecho un tonto, mirando!


TARUMBA.

La mujer gorda

La mujer gorda, Tarumba,
camina con la cabeza levantada.
El cojo le dice al idiota: Te alcancé.
El boticario llora por enfermedades.
Yo los miro a todos desde la puerta de mi casa,
desde el agua de un pozo,
desde el cielo,
y sólo tú me gustas,
Tarumba, que quieres café y que llueva.
No sé qué cosa eres,
cuál es tu nombre verdadero,
pero podrías ser mi hermano o yo mismo.
Podrías ser también un fantasma,
o el hijo de un fantasma,
o el nieto de alguien que no existió nunca.
Porque a veces quiero decirte: Tarumba,
¿en dónde estás?


DIARIO SEMANARIO Y POEMAS EN PROSA.

Te quiero a las diez de la mañana
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?


POEMAS SUELTOS.

No es que muera de amor, muero de ti



No es que muera de amor, muero de ti

Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.


Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.


Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.


Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto , interminable.


Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.


Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
Inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.


YURIA.

Cuando tengas ganas de morirte


Cuando tengas ganas de morirte
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.

Quédate dos días sin comer
y veras que hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.

Quédate sin mujer: verás.
Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto: muérete y ya.



MALTIEMPO.

DOÑA LUZ XVII



Lloverás en el tiempo de lluvia,
harás calor en el verano,
harás frío en el atardecer.
Volverás a morir otras mil veces.

Florecerás cuando todo florezca.
No eres nada, nadie, madre.

De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra.
Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
en el corazón de los árboles la palabra amor.

No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir.


ALGO SOBRE LA MUERTE DEL MAYOR SABINES.

( por respeto ese no se pone.)

OTROS POEMAS SUELTOS.

Me Encanta Dios



Me encanta Dios. es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y
a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto
sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi,
para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce.
Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el
hombre de traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida - no tú ni yo - la
vida, sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿que importa si el universo se
expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

A mi me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el
camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho
-frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y
hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de
nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego,
vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que
cambia- y se agita y crece- cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis
hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer mas amada, el perrito y la pulga, la piedra mas
antigua, el pétalo mas tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el
manantial que soy.

A mi me gusta, a mi me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

jueves, 19 de marzo de 2009

Un dia Normal.

Estábamos sentados en una acera, en ella un predio abandonado que años después se convertirá en un salón de eventos sociales.
Me tomé la cabeza de lado a lado con ambos brazos y mirando al suelo dije: —Necesito hacer algo con respecto al cumpleaños de Mary. Tenía la clarividencia al margen de la situación.
Cesar mi amigo, me miró con la mirada de un sordo, y esperó a que yo dijera algo:
— Mierda— apunté—.
Tenia que ser algo muy diferente a los regalos que ella posiblemente recibiría, y es que para mi Marysol no es cualquier cosa, lo malo es que yo nunca he sabido que soy yo para ella. — No importa, quien por su gusto muere, hasta la muerte disfruta—, pensé. Nunca fraguamos un plan espléndido que me llevara a los brazos de Marysol como una vez lo soñé, pero pienso yo que no haya nada mejor que improvisar.
Al día siguiente fui a casa de Cesar con una mochila al dorso en la cual tenía un centenar de cosas; hojas, tijeras, pegamento, revistas viejas, polvo de estrellas y un Cd de Ricardo Arjona para amenizar la situación fuera de la realidad.
Comenzamos haciendo la carta, pero esta tarea casi nos deja ciegos y nos hizo decir veinte groserías. El objetivo era recortar cada letra para formar palabras bellas que adornaran su entorno de luz. Recuerdo que mi exasperación no me dejó en paz toda esa tarde, en el terrible calor de las cuatro Cesar escrupulosamente me ayudaba con la maquina de escribir a proseguir con la carta ideal que estaba decorada con letras recortadas y letras de tinta de maquina. Al principio no tenia la menor idea de cómo comenzar, entonces astutamente me robé una frase siniestra de Arjona Del pasado, lo cambiaria todo con tal de reconstruirlo de nuevo para volverlo a vivir. Era una frase que abarcaba poco y decía mucho. Lo cruel fue lo último, termine despidiéndome de puño y letra con toda la pena del mundo y con toda firme intención de decirle que la amo sin que lo supiera. El sobre, deberían de ver el sobre, fue sacado de mi imaginación adornado con polvo de estrellas.
Eran las ocho de la noche y no noté que el disco se reprogramó tres veces, tenia el culo entumido y Cesar el cuello derrengado. Total que otro loco se enfiló a la aventura de los riesgos, Othoniel contagiado por la emoción de haber concluido la carta se ofreció a ir a comprar los pétalos de rosas y gardenias que estarían adentro de esa caja con hambre de fuga.
Caminaba por la calle De Las Rosas y vislumbré a lo lejos la casa de Marysol, y mis piernas temblaron más que la economía del país al aproximarme a su hogar. Esta acrobacia de ilusión por fin se iba a topar de frente con la emoción de quien provocó su nacimiento.
Lo bueno fue que nadie se encontraba en casa, tal vez celebrarían el cumpleaños de la hija mayor en otra parte. Sin más que hacer me vi obligado abrir el portón en el que ella algunas veces se columpiaba y entré dejando mis sueños en su puerta para que ella les diera el calor que ellos tanto buscaban y que sólo Marysol les podía dar. Othoniel y Cesar me miraron y entre muecas me dijeron: — Misión cumplida.

Días después, incluso de no haber recibido noticia alguna de Marysol y del regalo me puse los jeans de siempre y paso a paso fui a dar al parque central. Mi intención era desembarazarme de todos, acompañado solamente de mi mejor amigo Cesar para fumarnos un par de cigarros a escondidas.
Eso, eso que no sabría hilvanar en este recuerdo escrito me llevó a lo incierto y el fantasma de mi buena suerte apareció. Antes de cruzar la calle un JETTA blanco se nos atravesó, algo me dio la sensación de conocer a una persona entre todos los que viajaban en el auto y rogué a Dios que no fuera Marysol.
— ¿Mierda y si es ella? — le dije a mi amigo—.
— Tranquilo hay muchos autos, seguro que ella no es— agregó él—.
De repente una mano que sobresalía del auto me saludó.
Esa noche recuerdo que estaba enojado con un par de hermanos que se disfrazaban de amigos, pero de todo eso me salvé, no noté que se encendió una luz cuando salté.
Continuábamos caminando por el parque y yo no perdía de vista aquel auto blanco. Tal vez algo en mi deseaba que se estacionara el vehículo y bajara Mary, pero de igual forma no quería saber nada de ella.
Para mi fortuna sucedió lo primero, el auto se estacionó y bajó Marysol. Ella lucia terriblemente hermosa, llevaba puesta una blusa color blanco que ostentaba su aura angelical, su cabello lo mantenía suelto, sin redilas, y era objeto de sus manos imperativas, las estrellas embellecían su sonrisa de nervios, y sus ojos de fábula dulces y ligeros me miraban y yo me sentía el hombre mas afortunado del mundo, Marysol puso con su presencia la primavera, con todo su olor y su esencia exacta. Cuando estuve en presencia de ella me sentí acomplejado o tal vez ya lo estaba antes, vi llegar al amor temblando.
Cesar la saludó y se aparto de inmediato, sus amigos nos miraban desde el automóvil, atentos y curiosos, y yo no sabia si esto era fantasía o realidad, o si sólo el cielo se vino a este lugar.
Marysol me acarició con un beso dulce en la mejilla, de esos de bienvenida, y enseguida me agradeció el gesto tan gentil que tuve con ella hace días atrás, me dijo que al momento de llegar a su casa su hermana descubrió la caja y presintió que era para ella. Mientras hablaba yo no podía ni mover un musculo de mi boca, era yo en ese momento un idiota que no hacia otra cosa que verla y que no perdía ni un detalle de Marysol.
Esa noche me agregó sonrisas y yo sonreía para despistar y que ella no se diera cuenta que soy un manojo de nervios, complejos e inseguridad cuando estoy con ella, con esta tierna mariposa.
Después de un par de minutos de iniciar una charla difícil de hilvanar, ya sea un tanto por las astucias de la timidez me vi obligado y un tanto valiente al decirle a Marysol que lo que hice por ella el día de su cumpleaños lo volvería hacer siempre, también le dije después de muchas equivocaciones y redundancias en mi vocabulario que era un persona muy especial para mi. Justo ahí, me quedé abstraído, en un cielo cada vez mas alto, y mi sangre corría deprisa por mi cuerpo y yo no podía desparramar la timidez, es que me resultaba difícil decirle lo que tenia yo por dentro, lo que sentía por ella que era mas que obvio.
Quería decirle que yo nunca dejaba de pensar en ella, tenía ganas de gritarle a la cara que la amaba, que me gustaba mucho cuando estaba concentrada en clases, cuando llegaba tarde a las citas que fraguábamos, aun cuando nunca estuviera de acuerdo con su peinado, y que sinceramente odiaba yo los sábados, porque ella en ese día se iba con su madre a Tuxtilla.
Pero no lo hice, ni siquiera le soplé las palabras, hablábamos un lenguaje diferente, nada pude hacer, ahí estaban sus ojos, que podrían mirar todo y volver loco a cualquiera, pero en vez de eso me miraban a mi con la pupila dilatada, también aparecían sus labios; lugar donde podría dejarme caer, ahí estaban sus manos, su lunar escondido, sus cejas, su risa, sus manos, sus pies, su cabello, sus codos, orejas, nariz, no le faltaba nada, estaba completa como los pétalos de las rosas.
He llegado a sospechar que sueño mucho y actúo poco por culpa de esa timidez que no se quien me la heredó. Luego pensé que seria grotesco no disfrutar el momento, y eso fue lo que hice, lo disfruté. Cuando Marysol se fue me dejó las emociones alborotadas, salte corrí, grité y cincuenta pendejadas mas.
Recuerdo y se que en ese momento fui feliz como pocas veces en mi vida. Mi amor hacia ella era puro, limpio y sincero. Para mi Marysol hasta ese día era lo mejor que había puesto Dios en la tierra para hacerme feliz.

Si algún día llegara a leer esto, no me sentirá acomplejado. Si algún día llegaras a leer esto Marysol no pienses que se me aflojó un tornillo, simplemente me agarre de una nube y me escapé de todo hasta llegar al mundo de la hoja en blanco a decirte que me gustas desde siempre y que hoy me gustas mucho más.
Esto me pasó en un día normal, en un día cualquiera, en un día extraviado que jamás olvidaré porque recuerdo que estaba yo terriblemente enamorado.





Escrita en el trayecto de Cosamalopan- Orizaba en algún día de Julio del 2006.

Francisco Rico Hernández.

Posdata; a Marysol Pita Vidal, la mujer de fábula mas guapa que cualquiera, tu mano plantó violetas en mi lapicero, me hizo recordar que a veces es bueno decir “te necesito”, Mary gracias por hacerme escritor.

martes, 17 de marzo de 2009

La fórmula secreta

I

USTEDES dirán que es pura necedad la mía,
Que es un desatino lamentarse de la suerte, y cuantimas de esta tierra pasmada
Donde nos olvidó el destino.

La verdad es que cuesta trabajo aclimatarse al hambre.

Y aunque digan que el hambre
Repartida entre muchos
Toca a menos, lo único cierto es que todos
Aquí
Estamos a medio morir
Y no tenemos ni siquiera
Dónde caernos muertos.

Según parece
Ya nos viene de a derecho la de malas.

Nada de que hay que echarle nudo ciego a este asunto.
Nada de eso.
Desde que el mundo es mundo
Hemos echado a andar con el ombligo pegado al espinazo
Y agarrándonos del viento con las uñas.

Se nos regatea hasta la sombra,
Y a pesar de todo así seguimos:
Medio aturdidos por el maldecido sol
Que nos cunde a diario a despedazos,
Siempre con la misma jeringa,
Como si quisiera revivir más el rescoldo.
Aunque bien sabemos
Que ni ardiendo en brasas
Se nos prenderá la suerte.

Pero somos porfiados.
Tal vez eso tenga compostura.

El mundo esta inundado de gente como nosotros,
De mucha gente como nosotros.
Y alguien tiene que oírnos,
Alguien y algunos más,
Aunque les revienten o reboten nuestros gritos.

No es que seamos alzados,
Ni es que le estemos pidiendo limosna a la luna.
Ni está en nuestro camino buscar de prisa la covacha,
O arrancar pa’l monte
Cada vez que nos cuchilean los perros.

Alguien tendrá que oírnos.

Cuando dejemos de gruñir como avispas en el enjambre,
O nos volvamos cola de remolino,
O cuando terminemos por escurrirnos sobre la tierra
Como un relámpago de muertos,
Entonces
Tal vez llegue a todos el remedio.

II

Cola de relámpago,
Remolino de muertos.
Con el vuelo que llevan,
Poco les durara el esfuerzo.
Tal vez acaben desechos en espuma
O se los trague este aire lleno de cenizas.

Y hasta pueden perderse
Yendo a tientas
Entre la revuelta oscuridad.
Al fin y al cabo ya son puro escombro.
El alma se ha de haber partido
De tanto darle potreones a la vida.
Puede que se acalambren
Entre las hebras heladas de la noche.
O el miedo los liquide
Borrándoles hasta el resuello.

San Mateo amaneció desde ayer con la cara ensombrecida.
Ruega por nosotros.
Animas benditas del purgatorio.
Ruega por nosotros.
Tan alta que esta la noche y ni con qué velarlos.
Ruega por nosotros.
Santo Dios, Santo Inmortal.
Ruega por nosotros.
Ya están todos pachiches de tanto que el sol
Les ha a sorbido el jugo.
Ruega por nosotros.
Santo san Antoñito.
Ruega por nosotros.
Atajo de malvados, retahíla de vagos.
Ruega por nosotros.
Cáfila de bandidos.
Ruega por nosotros.
Al menos estos ya no vivirán calados por el hambre.


Juan Rulfo.


Guion cinematógrafo para la película
La Formula Secreta, dirigida por Rubén Gámez.
México, D.f 1965.

lunes, 16 de marzo de 2009

Intenciones.

- Tengo una sorpresa, es que soy un tipo bastante impresentable, loco y soñador, y hecho una cantidad de jilipolleses, ya que mi chica me ha dejado de ver por una semana.Y he estado encoñado, lamentandome todo el puto día, pero lo he hecho por amor, palabra de borracho.
Si,si , es a ti la chica del café...


" Eres una carterita para el buen ladron"
Dos pupílas que me tratan bien.

miércoles, 11 de marzo de 2009

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todo menos complacer.






Francisco Rico Hernandez.

lunes, 9 de marzo de 2009

La Colecta presentó: Galería de pinturas, cortometrajes, y música regional.

La noche del sábado 7 de marzo del presente año, La Colecta se dio a la tarea de realizar su tercer encuentro cultural el cual estuvo muy concurrido por el publico Cosamaloapeño.

El evento comenzó con la presentación de los integrantes de La Colecta; Francisco Rico Hernández, Alan Barrientos Figueroa, Enrique Cobo Sánchez, Sandy Pérez Sánchez y Daniel Vergara Andrade. Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del Profesor Leopoldo Meneses quien amablemente agradeció al público su asistencia.

La primera participación cultural estuvo a cargo de la pintora Oaxaqueña Blanca Estela Santiago García que mostró su galería de pinturas, (aproximadamente diez cuadros), además de conversar brevemente con los espectadores sobre sus trabajos y quien por último donó un cuadro.

Las luces de la plaza Santa Inés se apagaron y enseguida el segmento de cortometrajes mexicanos se mostraron en un proyector en un máximo de 30 minutos. El ganador de Palma de Oro en el Festival Internacional del Film Cannes, Francia 1994 y del Ariel otorgado en 1994 al mejor cortometraje de animación “El Héroe” Del director de cine, el Mexicano Carlos Carrera abrió el segmento seguido después de “A primera vista” “Los Amigos y Tu Mujer” “Ouroboru” “Parada Paraíso” “El Amor no es un juego de niños” y “Hasta la Muerte”

Después de un receso de diez minutos la música regional de los niños soneros “Los Chikicuilos” lograron cautivar al público. Para finalizar el evento cultural de La Colecta “Leyendas del Son” hizo acto de presencia en el estrado y así se prolongó un fandango que duró hasta altas horas de la madrugada.

Con esto La Colecta pretende despabilar la cultural en la cuidad de Cosamaloapan.





Francisco Rico Hernández.

jueves, 5 de marzo de 2009

Apuntes para una noche de salsa.

Música viva que poco a poco endulza el alma de alegría, de gozo de jiribilla.
Alimenta el cuerpo con el Son que necesitamos a diario para poder respirar y hacer florecer al alma sandunguera.
Por eso es mal fácil dejar la cartera violada en las noches donde la tertulia ameniza los sentidos que despabilan el placer.
Dejar en blanco el pasamiento poderoso que mata la tristeza, mandar al carajo el dinero, la pereza en la alegría y en la grata compañía de gente desconocida.
“yo que tengo el valor en la sangre desmerezco el puto verso de los prejuicios y me anuncio a través del lenguaje universal que es la música”



Francisco Rico Hernandez
Daniel Vergara Andrade.

Hecha en el BAR Eclipse.

Figuras de lodo.

El sol desbarata las figuras de lodo. De pronto él se vio convertido en un objeto de barro.
La tierra estaba quebrada, árida y él se encontraba parado en ella debajo del sol que los consumía a ambos — Tierra y hombre—.
Ahí se encontraba ese hombre quemándose los cueros de barro, despellejándose todito. Su corazón latía, pero no tenia ni una gota de vida, el calor lo consumía, le pudría el alma.
En aquel lugar exiguo de sombras no existían las flores y el único ruido que se escuchaba era el sonido del palpitar de su corazón.
Sin darse cuenta de pronto sus piernas áridas estaban clavadas en el suelo. Eran estacas de barro. Del ombligo le creció una semilla de maíz, le había nacido un pequeño sol en su cuerpo.

“El cielo estaba ardiendo, Huitzilopochtli sonreía.”

Vio sus manos; eran dos y estaban inmóviles, secas, hechas barro como todo su cuerpo, inútiles. De su boca entreabierta salió una serpiente misma que después se convirtió en humo, el sol se come hasta el humo.
Él con una estrella sobre su frente seguía observando el cielo que se situaba allá arriba, es muy alto allá arriba donde se encuentra el cielo.
El sol es enorme, es una bola de fuego que da calor, es una yema de huevo hirviendo.

Un viento imprevisible que venia desde más allá de la distancia en donde el ojo pierde la vista desbarataba todo a su paso, quebraba el filo de las piedras, destrozaba los cimientos de la vida, desmenuzaba estirpes de nubes. Ahora en la tierra lo derruía todo; hasta los pensamientos borraba el aire.
Y él inmóvil e ingenuo aun se mantenía pensando si el sol estaba en la tierra o, la tierra en el sol. Pobre objeto de barro, desconocía su desgracia.
No tuvo tiempo de sucumbir al miedo, sus ojos de cristal se destruyeron de inmediato, su cuerpo se partió, se desmoronó, se hizo añicos; los remolinos intempestivos del viento lo trasformaron a pequeñas migajas de polvo. No quedó nada de él.
El viento se fue, y sólo quedó el sol allá arriba; un ojo de lumbre que lo ve todo, que lo sabe todo.
¿Qué culpas habrá pagado aquel hombre de barro? Suplicio indecoroso es esperar ser destruido por algo tan ligero y tormentoso como es el viento.

Al final, en un enorme agujero oscuro de pronto despertó del sueño, no, no es cierto; los muertos no sueñan.





Francisco Rico Hernández.

19 de febrero del 2009.
Escrita en el transcurso de Tlacotalpan – Cosamaloapan.
Despues de 15 dias de viaje descarrilados y muy JOdiDOS, ESO si; muy
bien vividos.

domingo, 1 de marzo de 2009

Nube Negra

Nunca supe cual fue la buena razón que tuve para no escuchar La Nube Negra,
debe de ser por que a veces soy muy sensible y un poco irrespetuoso con esos menesteres de la muerte. Hace un par de noches atrás al filo de las alegrías del cigarro me puse a conversar con un tipo que responde al nombre de Daniel; él con ánimos de fiesta se encontraba esa noche, y yo aunque era quincena no tenia ni un puto verso que me conmoviera y despabilara.
Me entretenía escuchar sus trivialidades aunque fueran muy comunes, es que prefería saber como vive un chef, en lugar de escuchar de política, periodismo, y elecciones de diputados, y programas federales. De eso se trataba mi vida laboral, y es que llegué a pensar con firme intención que estoy hasta la madre, si, no lo niego, me gusta el trabajo, pero también estaba hasta la madre; además pensé que yo tengo mi derecho de mentarles la madre por pasados de vergas.
En fin, como les seguía contando, en que iba??....
- A si.. ya se!
Total que aquella noche sacamos de conversión un par de entrevista que le hicieron a Joaquín Sabina, y estuvimos cantando algunas de sus canciones y fumando, mientras observásemos que nos miraban los demás.Después se atrevió a contarme de La Nube Negra:
- Carajo, esa nunca la he escuchado,dije.
- Vales madre Guido.
Y empezó a cantar....

Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,

Cuando juego mi suerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.

SÓLO PUEDO PEDIRTE QUE ME ESPERES
AL OTRO LADO DE LA NUBE NEGRA,
ALLÁ DONDE NO QUEDAN MERCADERES
QUE VENDEN SOLEDADES DE GINEBRA.

AL OTRO LADO DE LOS APAGONES,
AL OTRO LADO DE LA LUNA EN QUIEBRA,
ALLÁ DONDE SE ESCRIBEN LAS CANCIONES
CON HUMO BLANCO DE LA NUBE NEGRA.

Cuando siento piedad por sentir lo que siento,
cuando no sopla el viento en ninguna ciudad,
cuando ya no se ama ni lo que se celebra,
cuando la nube negra se acomoda en mi cama.

Cuando despierto y voto por el miedo de hoy,
cuando soy lo que soy en un espejo roto,
cuando cierro la casa porque me siento herido,
cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa.

SÓLO PUEDO PEDIRTE QUE ME ESPERES...
AL OTRO LADO DE LOS APAGONES...

AL OTRO LADO DE LOS APAGONES...
AL OTRO LADO DE LOS APAGONES...

ALLÁ DONDE SE ESCRIBEN LAS CANCIONES
QUE VENDEN SOLEDADES DE GINEBRA,
CON HUMO BLANCO DE LA NUBE NEGRA.

Al finalizar le dije: que puta canción. ya sabéis, me encantó.
- Tu sabes loco, ami me da triteza, me dijo.
Antes de seguir platicando de nuestra nueva banda de Musica Latina( Timbales, Bongos, Akisis) le dije: No te sabes la de Peor Para El Sol?, es que esa cancion me recuerda a una chica.

" Peor para el sol, que se mete a las 7 en la cuna
del mar a roncar, mientras un servidor le levanta la
falda a la luna"

Y la de; ESta noche Contigo....
-NO mames NO SOY rocola, y escucha esas rolas en el disco que nunca me regresaste.


Francisco Rico Hernandez.