martes, 31 de marzo de 2009

EN MARTES.

Hoy por la mañana después del exhausto peregrinar que hacemos todos los días para conseguir alguna noticia, mi jefe y yo nos dirigimos al café Roma que se encuentra ubicado en el centro histórico de mi ciudad.
Al entrar vislumbré un ambiente elitista, había un par de mesas hechas de una madera fina y muy bien alineadas, el piso enlucido y brillante, al igual que algunas meseras alegres y uniformadas que cumplían sus menesteres sin parar. El lugar estaba climatizado, con cuadros abstractos colgados en las paredes, y con una televisión de plasma colocada en un mueble, además de los ventanales que daban a la calle para que los que discurrieran observaran a los potentados tomar algunas tazas de café, mientras los transeúntes pensaban que un desayuno allí les afectaría seriamente la economía diaria.
Total que entramos y nos dirigimos hacia la mesa que se situaba debajo de la pantalla, allí se encontraba tomándose un café y degustando un desayuno sutil el Presidente del municipio vecino. Él era un hombre alto, con un bigote lleno de canas debajo de la nariz, tenía el aspecto de un hombre ensimismado, con un cuerpo que parecía derogar las inclemencias de los años, y además de un carácter que no llamaba la atención, hablaba cuando era necesario.
Mi jefe y yo tomamos asiento, haciendo en ese acto el obligado saludo cordial, el Presidente correspondió el saludo mientras continuaba leyendo el periódico. De pronto se atrevió a mirarnos y le extendió la mano a mi jefe, mientras tanto a mi ni siquiera me dirigió la palabra, ni su atención.
—Que dice el periódico Dámaso— dijo el presidente—.
—Ahí anda, ya sabes las noticias no descansan—. Dijo mi jefe—.
—Eso dicen— agregó el Presidente—.
—Mira Arturo te presento a mi ayudante, es un joven que le gusta escribir, además que esta muy metido con la cultura—apuntó Dámaso—.
—Mucho gusto, me llamo Francisco Rico— dije mientras extendía la mano—.
—Es de los Ricos de la familia de José Rico, tu fiel amigo Arturo— dijo mi jefe—.
—¿Ah si, tu tío es el que fue presidente de Santiago?— dijo el Presidente—.
—Si.
—Hay hijo, lo que le querían hacer a Pepe no tenia madre, pero él se supo librar, ahora solo te queda la mala reputación. Pero que chingaos.
—Ya le dije que no se preocupe, que la valga madres— agregó Dámaso—.
—Solté una sonrisa de nervios.
—Pero bueno, te comento; que éste cabrón con el que estas, es un excelente reportero, y tienes suerte que sea tu maestro, pero Dámaso no lo vayas a miliar, déjalo que aprenda bien.
—Yo no le voy hacer nada, si se malea va hacer por el mismo.
—A mi me gusta el periodismo, y bueno este trabajo me sirve ya que en el soy testigo de lo que va pasando en esta sociedad, y es importantísimo para mis textos— apunté—.
Total que se fue formando una tertulia amena en donde se platicaba de política, deportes, y de algunas índoles que se trataron y de las cuales nunca entendí el significado. Amablemente el Presidente nos invitó un desayuno, pero ni mi jefe ni yo aceptamos, sólo ordenamos un café.
Mientras ellos revisaban unos documentos yo me fumaba un cigarro al instante que leía el periódico. Después empecé a tararear un par de canciones de Arjona, miré mis zapatos, encendí otro cigarro, y volví hacer lo mismo después de cinco minutos, estaba asumiendo el tedio.
Aunque me sentía feliz de estar en esa mesa, yo no podía entablar una buena conversación, sólo me mantenía callado, sonriendo cuando fuera necesario, acentuar o negar conforme las expresiones del Presidente.
Imprevisiblemente sonó el celular de mi jefe, y él se paró de la mesa disculpándose y caminando rumbo a los baños del café. Ahora compartíamos el Presidente y yo un silencio que estorbaba y que incomodaba. Cuando el momento aspiraba a volverse lúgubre, el Presidente me preguntó:
—¿Te gusta mucho la cultura?
—Claro.
—Que bien, de hecho me alegra que seas así, es muy difícil encontrar a jóvenes como tú.
—A gracias, de hecho yo soy el presidente del Colectivo La Colecta en donde hay escritores, poetas, pintores, músicos y uno que otro tipo loco. Y hacemos un evento cada mes en los cafés o en algunas plazas culturales. De alguna forma intentamos despabilar la cultura no sólo en Cosamaloapan, también en toda la cuenca del papaloapan.
El presidente se mantenía atento escuchándome, y después me dijo que él y su gobierno estaban pensado en organizar un evento cultural en los callejones de adoquín, ahí donde se ve el rio de las mariposas sin prejuicio alguno, en tal evento se estaría contando con muchos artistas de la cuidad, además de la presencia estelar de Fernando Delgadillo.
Ahora con mas confianza me atreví a contarle un poco de un texto que yo escribí, y por el cual estuve apunto de ser vetado en la radio, me dispuse a narrarle de “MI Pueblito” que esta el sol de hoy es mi trabajo mas irreverente, duro y sin inconsistencias que he escrito.
Después de escucharlo no tuvo más que reírse, y darme toda la razón.
–¿A poco un Presidente no se llega hartar de su pueblo?
–A claro, lo malo es que no se puede decir abiertamente.
—Mire señor Presidente, yo una vez me quedé pensando que nosotros como ciudadanía que somos estamos en nuestro derecho de andar quejándonos del Presidente y todo sus ediles, y una cierta ocasión me vino el pensamiento a la cabeza¿ el Presidente alguna vez tendrá el derecho de quejarse de su pueblo, como el pueblo lo hace con él ? Y de ahí me salió el texto, COMO VEN ESTOS CHISME SE ESCUCHAN EN MI PUEBLITO DONDE TODOS LOS MIERCOLES SE MUEREN LAS PERSONAS, ES UN PUEBLO JODIDO, SIN AMOR, LLENO DE PUTAS, PINCHE PUEBLITO DE MIERDA, YA ME QUIERO LARGAR DE AQUÍ PERO Tendré QUE ESPERAR DOS AÑOS MAS PARA TERMINAR MI GOBIERNO COMO PRESIDENTE.

Después de escuchar mis palabras el Señor Presidente me regaló una sonrisa sincera, y me dijo que las puertas de su ciudad estaban abiertas para cualquier cosa que quisiera yo en cuestión de cultura. Se lo agradecí.
A continuación regresó me jefe y nos terminamos el café, nos despedimos del presidente y antes de salir del lugar me pregunté:
¿Carajo y si me vuelvo de Derecha?



Francisco Rico.

1 comentario:

M.P dijo...

Vaya.!! uno de los textos Que escribes en el cafe no?

estan muy buenos asi como para sentarse una tarde gris, a leer uno a uno con musica adecuada.!

que andes bien Francisco
y portese bien... Si puede jajaja

Saludos


(: