lunes, 8 de marzo de 2010

Queen of Hearts

Fue una atardecer después de la hora del ángelus, diría yo que mientras la noche gélida hacia apto de presencia allá afuera, en el mundo.
Acá adentro recuerdo que no existía el tiempo o una guía previsora que viniera a anunciar las horas muertas o algún síndrome de minutos kamikazes intempestivos a la nostalgia del temporal. Estábamos en aquel café aislados de los demás, ocupando una mesa que daba a la venta, y llevábamos un par de cerveza y cigarros anotados en la cuenta, además de un par de besos y caricias que sumábamos entre nuestras emociones.
En sus ojos por la noche me miraban como yo los observaba, y mis manos se sofocaban, y el puerto de su boca era un huracán, mi halito de Dios que me despierta.
Un rayo enigmático fueron sus manos en mi piel, nada valía la pena, -A que horas sale tu autobús-, - Salió desde hace tres horas atrás. - Y nos echábamos a reír después, y acabábamos por ser indiscretos, no decíamos nada, había urgencias que morían, y no quedaba nada entre nadie.
En aquel lugar rompía los guiones de mis finales infelices, no había más rubia que la que estaba entre mis pupilas, tenía hombros, manos, nalgas, dedos, boca, y un nombre.
Yo tenia apenas dos décadas y estaba sin chaleco antibalas, naufragando entre esa carretera del romances sin los faros prendidos. Nunca supe decir que no, yo aposté por sus viajes, y sus historias, brindamos por algo, yo me aguantaba las ganas de orinar, y leía lo que me escribía esa mujer, mientras me fumaba sus ratos y sus octubres de princesa. Es verdad que uno se enamora y decide no tomárselo con calma.
Luego sacó de su bolso un paquete de barajas, y cayeron al piso. Las levantó. Y me las dio para que abriera el paquete, no pude. Ella lo hizo, me sorprendió, (Siempre me sorprendía) Me preguntó si sabia jugar al póker, dije que no mientras movía de un lado al otro mi cabeza. Me entregó la baraja de reina de corazones y la partimos a la mitad.
Cada quien guardo una parte, y quedamos conformes con la encomienda de volver a juntarlas un día, o al menos eso pensé, << Si algún día muero, le diré a una amiga que te la entregue>>, dijo ella. No dije nada. Sólo la miré. Era hermosa, diáfana, bonita como las flores del campo.
Lo recuerdo porque se que fue cierto. Un día, después de la hora del ángelus.

Hace un par de días atrás se me perdió mi cartera, y encima mi última esperanza de promesas incumplidas, se me fue en esa guisa mi mitad de reina de corazones. Escombré toda la habitación, la sala, los lugares que frecuento y hasta inicié una atroz investigación de cuestionamientos hacia mis conocidos más cercanos.
Ni rastro de aquel recuerdo tangible.
Pasó el martes, y el miércoles, y hasta una semana.Cuando sucumbí al desencanto de la resignación un colega de la radiodifusora me llamó a mi móvil, y me dijo:
—Loco tengo tu cartera en mi casa, el tipo que la encontró la trajo.
—Gracias — le dije—. Y entonces un corazón más feliz se encendió en el cielo.



Francisco Rico.

2 comentarios:

Nati dijo...

Hola PEATON,soy Nati y vengo desde España a conocerte,perdón no es cierto ya te conocia pero no te había leeido tranquilamente y hoy si hoy lo he hecho y amigo mío me has enamorado con tu tinta y tu papel, escribes como los Angeles, bordas en el bastidor de la Vida un Precioso mantel para la hora de cenar con dos velas y un sòlo corazón, pintas en un lienzo marfil, con tu pluma de la noche, cuadros de nostalgia salpicada or polvo de estrellas que caen en una noche de invierno junto al mar y lo más inmenso se rinde a tus pies porque nunca escucho frases tan bellas.
Querido amigo es un honor haaberte leido y como toda enamorada vendré a por mas ahora me quedo en tu blog como una segidora hasta el final de los tiempos.
Te Felicito y nos vemos en Mexico o en España.
Besos desde el alma Nati.

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Wow! Menudo relato nos acabas de regalar, cuajado de sensaciones bien descritas, con buen ritmo, con pluma firme... y ya me alegro de que no hayas perdido a tu reina de corazones, porque quizás el final de tu historia, no sé si la real o la ficticia, te venga dada por una de esas cartas de póker...Otro beso, amigo.