viernes, 20 de febrero de 2009

Distrito Federal.

Una calle: hay una caseta pública de teléfonos. Polo trata con un alambre de extraer delicadamente una moneda que guarda el aparato. Toña vigila.

Polo: — ¡cayó un veinte solo! ¡Mira un veinte! ¡Lo alcancé y salió!
Toña: — ahí viene máximo ¡quihubo!
Máximo: — Quihubo.
Toña: — nos encontramos un veinte en el teléfono. Salió solito.
Polo: — y yo le saqué otro con un alambre.
Máximo: — ándenle y les caigan. Los guardaran cinco años.
Toña: — a poco. Por un veinte.
Máximo: — pues claro.
Toña: — yo nada mas le eché aguas.
Máximo: — cómplice. Cuatro años.


Emilio Carballido.

No hay comentarios: