jueves, 5 de noviembre de 2009

Razones.

Comenzaría hablando de lo principal, eso que a veces tardamos en decir, lo primero.
Dicen que los sueños son mentiras de verdad, que mas vale soñar para así limpiamente crear e imaginar. Pero para ser sincero un escritor necesita soñar despierto, observa los detalles y vincularse con el público a través de sus sentimientos, miedos, y locuras.
Creo que siempre fui un lector muy ingenuo; siempre me dio miedo enamorarme de una chica como Remedios, la bella, aquella mujer de hermosura de fábula que García Márquez narraba en el sensacional Macondo, además nunca creí demasiado que el coronel Aureliano buen día perdiera el gusto por el circo y en cambio se fascinara tanto con el hielo y las guerras. Era un extraterrestre Alejo el mismo que comentaba Benedetti en su Buzón del Tiempo, éste chico esporádico ante el mundo y hasta ajeno a él en muchas circunstancias pensó que la virginidad de su antigua novia fue la causante de la ruptura amorosa, que genial hubiera sido que mis antiguas novias pusieran como pretexto la virginidad, seria como para volverme mas loco de lo que estoy.
Hay pueblos mágicos que son inverosímiles a las creencias de cada ser humano, donde el viento barra con las calles, hasta con el pensamiento. Así es Comala la que nos narra un tal Juan Rulfo, un pueblo de ánimas perdidas y angustiadas por el yugo de un hombre, mismo que llevo la debacle del pueblo ante la muerte de su gran amor Susana. Lastima que Rulfo no nos contó cual es la formula secreta del amor y si las razones del odio empotrado en “Diles que no me maten”, y la paciencia ante las desgracias como en el cuento de “Es que somos muy pobres”
Yo si creí que las putas deberían de ser canonizadas como alguna vez lo escribió Jaime Sabines, por igual no se si estaría de acuerdo conmigo, pero Los Amorosos fue un poema bíblico del amor, un tormentoso y confabulatorio testamento ante la partida dolorosa del verdadero amor. Y que decir de Octavio Paz y la fuerza de sus palabras, tanto así como Los Novios, y Libertad Bajo Palabra, sin olvidarse de Sol y Águila.
Pero deben de creerle a Héctor Aguilar Camín cuando dijo que Julia se perdió ante la Decadencia del Dragón. Nunca volvió a jugar con su payasito después de talonear en una avenida del DF trastornado. Y con esto fui creciendo, con los escritos irreverentes de Emiliano Pérez Cruz “Todos tienen premio, todos”, con Mario Vargas Llosa y “Las travesuras de la niña mala”, con los guiones de Emilio Carballido como “Acapulco los lunes”
Sin lugar a dudas a pesar del malestar con el que vi nacer este oficio resultó ser ante la egolatría y el buen gusto, un escaparate para la locura y sobresaltos del encierro, aventura o premeditación. Cada vez que voy a escribir trato de pensar siempre en el primer párrafo, lo demás es por el simple gusto de escribir.
Ahora con el primer libro de cuentos que estoy rescribiendo me siento como una mujer en cinta que espera dar luz sin prisas ni quebrantos. Aliviándome ante cada verso compuesto o descompuesto que escribo en viajes, en terminales de autobuses, en cafés, en bares, en restaurantes, en moteles, en mi habitación, en el mar, o en lugar donde me sorprenda la inspiración, patrón que sin lugar a dudas no es mas pobre que un servidor.
Total esperando contar con un buen argumento ante la maravilla del amor terminé por lo menos ya 3 cuentos y reescribí otros 4 mas en diferentes ciudades; Puebla, Veracruz, Xalapa, Tlacotalpan, Orizaba, Catemaco, Minatitlán, Ciudad Mendoza, Tecamachalco, San Cristóbal de las Casas y Cosamaloapan. En todas ellas me he robado un ratito de ellos mismos, de la chica que me acompañó en mi cumpleaños y luego me abandono un día de otoño, de la señora guatemalteca que conocí y que procuro enseñarme el arte de la narrativa, y sin olvidarme de Puebla y Carlos Bárcenas, y las entrevista improvisada que le hice a Pedro Ángel Palou en Xalapa. Sin contar los hoteles de cinco estrella que conocí en Chiapas y el suelo en el que dormí en Tlacotalpan y los días trastornados e impúdicos de Catemaco y los días de temple en Orizaba.
De todos esos viajes me he aprovechado, los he sacudido, y llevo conmigo lo mejor en mi blog trotamundos que no se despega de mi, el día que lo hago terminara el peregrinar de mis palabras en este mundo de la hoja en blanco.

2 comentarios:

DOC RUDOLPH dijo...

Wow! Muy buena reflexión, ilasión de pensamientos, meacualpa, confesión, etc. El escritor, antes de ser escritor, debe ser un buen lector... y creo que eso lo demostrás. Nombrás muchas ciudades, lugares, rincones de tus tierras, de tu patria... que jamás escuché nombrar, pero parecen ser geniales. Mientras leia, trataba de imaginarme esos sitios: los hoteles 5 estrellas de chiapas y el suelo de Tlacotalpan...
Felicitaciones por el libro... es todo un desafío.
Un Gusto leerte, colega mexicano.
Desde Argentina.
FER!

Anónimo dijo...

Los sueños son mentiras de verdad?
buena definición
quizás todos estamos hundido en mentiras...
aún así , podemos "vivirlos"...

Y, qué más puedo decir, Aureliano Buendía, fue alguien con quien jamás pude congeniar... aun q al final de sus días,lo compadecí...

Interesantes viajes...
sigue peregrenándonos con tus palabras..

Saludos Peatón.